EL MUNDO | Estados Unidos.- Guccifer 2.0 no era un “hacker solitario en un sótano”, como algunos de los asesores del presidente Donald Trump llegaron a describirlo. Tampoco un ciudadano rumano, como él mismo confesó en una polémica entrevista con la publicación Vice que apuntaba ya algunas inconsistencias en torno al personaje.

En realidad – tal y como se sospechaba-, Guccifer 2.0 es un oficial de inteligencia del ejército ruso que opera desde la sede del GRU, el Departamento Central de Inteligencia del país.

Un desliz a la hora de acceder a sus cuentas en redes sociales y una instancia de WordPress han terminando por delatarlo, aunque todavía se desconoce su nombre real y el rango que ocupa dentro del departamento.

Su papel fue clave en las elecciones presidenciales norteamericanas de 2016. Meses antes de la votación, Guccifer 2.0 remitió al portal Wikileaks un archivo con más de 19,252 correos electrónicos y 8,034 ficheros procedentes de los servidores del partido demócrata norteamericano.

Los correos fueron utilizados por el partido republicano como uno de los ejes de ataque a la candidatura de Hillary Clinton y forzaron la dimisión de Debbie Wasserman Schultz, presidenta del partido, y de varios de sus colaboradores.

Guccifer operaba a través de una red privada virtual (VPN) que enmascaraba el origen de sus comunicaciones pero, al menos en una ocasión, se olvidó de activar esta medida de protección, dejando a la vista su número IP al acceder a su perfil en redes sociales y una instancia de WordPress, la conocida plataforma de blogs.

Esta IP corresponde a un ordenador situado en la sede del GRU, según ha revelado una investigación de The Daily Beast,.

La revelación se suma a la creciente colección de pruebas que involucran al gobierno ruso en una campaña de desinformación orquestada durante las elecciones norteamericanas para favorecer la candidatura de Donald Trump y que está siendo investigada por una comisión especial dirigida por Robert Mueller, ex director del FBI.

Al menos un consejero de Donald Trump, Roger Stone, ha confirmado con anterioridad estar en contacto directo con el hacker, lo que permitiría a Mueller estrechar aún más el cerco de la investigación sobre la figura de Trump y su equipo de colaboradores más cercano.

Moscú, en el pasado, ha calificado esta línea de investigación y la atribución de ciberataques a su ejército de “histeria antirrusa” pero conforme más avanzan las investigaciones, más claro parece que la agencia rusa de inteligencia jugó un papel determinante en la campaña presidencial norteamericana, empleando “granjas de trolls” y anuncios dirigidos contra perfiles muy detallados en redes sociales con el fin de influir en el resultado.

Trump, contra las cuerdas, se enfrenta ahora ante la comisión sin uno de sus apoyos clave. John Dowd, el jefe del equipo legal que lo defiende ante la comisión de Mueller, dimitió de su cargo esta misma semana por desacuerdos con el presidente sobre la estrategia de defensa a seguir.

POR : ÁNGEL JIMÉNEZ DE LUIS