Clasificados
Por Rosalío González
Publicado el jueves, 23 de febrero del 2017 a las 10:03
Saltillo, Coahuila.- En 2012, una negligencia del personal administrativo del Hospital General de Saltillo sepultó la posibilidad de brindarle atención médica a su hija, quien falleció víctima de la rickettsiosis; hoy, a cuatro años tres meses de la dolorosa pérdida, la familia Morales está a punto de perder su casa y quedarse en la calle con sus otros cinco hijos.
Erika, Juan, América, Nancy y Eduardo son menores de edad y en cualquier momento serán desalojados por el Infonavit, pues su padre, que perdió su trabajo como chofer de tráileres, no pudo pagar las mensualidades de la casa, pues, dice, “en este país las denuncias contra los pobres sí proceden y las de los pobres contra las instituciones nunca pasan”.
Eduardo Morales tiene 44 años y desde hace cuatro no ha podido conseguir un empleo formal. Actualmente vende bolsas para la basura y rollos de papel higiénico, va casa por casa ofreciendo sus productos y gana alrededor de 100 pesos al día con los que alimenta a su familia.
“En un momento tuve que decidir si le daba de comer a mis hijos o juntaba para pagar la casa, y pues el hambre nos venció. Perdí mi trabajo porque denuncié a la Secretaría de Salud por negligencia después de la muerte de mi hija y en el trabajo no me quisieron esperar a que hiciera los trámites de la denuncia”, cuenta.
Esa demanda contra la Secretaría de Salud no ha tenido efecto, a Eduardo no le han pagado la indemnización por la muerte de su hija y en el Infonavit adeuda 280 mil pesos, de acuerdo con sus cuentas. “No tengo para pagar ese dinero y en la carta que me mandaron dicen que van a proceder legalmente”.
En el documento, el Instituto le pide a Eduardo y a su familia que “entregue su vivienda en pago”, de acuerdo con el contrato firmado.
“Me citaron para el día 20 de febrero, pero no fui porque me da miedo que me quiten mi casa. ¿Dónde nos vamos a meter mis hijos, mi esposa y yo?”, dice el padre de familia, quien lucha por mantener el humilde techo que tiene para sus hijos en la calle Morelos número 371, de la colonia Pueblo Insurgente, donde el temor de que en cualquier momento los dejen en la calle es un habitante constante e incómodo.
Más sobre esta sección Más en Clasificados