Múzquiz, Coah.- “Un arranque de celos, la ira incontrolable, o tal vez estaba bajo los influjos de alguna sustancia toxica”…son muchos los motivos que rumora la gente consternada por la muerte cruenta de Mayra Edith Maldonado Saucedo, de apenas 27 años, que fuera asesinada el pasado 10 de septiembre de cuatro puñaladas que le propinara su propio esposo, Alberto Piña Gutiérrez; el protector de la familia, el encargado de que nada faltara en el hogar… y que terminó por dejar en la orfandad y con severo trauma a sus tres retoños.

Sólo Dios y ellos saben lo que realmente ocurrió la tarde del martes, mientras la familia del agresor asegura era una familia feliz y estable, pese a las carencias económicas.

Incluso los padres desconocen la actitud del hijo que con tanta saña privó de la vida a una mujer como cualquier otra, joven madre de familia trabajadora de la maquiladora Fujikura que desde las cinco de la mañana se levantaba para hacer lonche y disponerse a trabajar, todo con el fin de completar el gasto familiar.

La primera semana de agosto, luego de dos meses, Mayra Maldonado dejó de laborar en dicha empresa maquiladora y en su cuenta personal de Facebook, escribió: “Alguien sabe de un trabajo, lo necesito, pero que no sean maquiladoras porque mi marido me lo tiene prohibido”…

Los comentarios en las redes sociales, específicamente en la página de Facebook de Mayra (+), se muestra a una mujer contenta, feliz con la vida, pero también a un hombre celoso, aprehensivo que da a conocer la otra cara de la moneda.

El 20 de junio, Mayra públicó: “Un día como hoy, pero del 2002 me vine a vivir con mi amor y hasta la fecha sigo aquí, te amo mi amor. Feliz Aniversario mi amor”… 11 años de matrimonio con un trágico final.

“Tú la niña que te crees perdida porque alguien te ha dejado herida en este mar donde el corazón no sabe navegar”, fue el último comentario escrito por Mayra Maldonado para sus contactos el pasado 10 de septiembre, minutos después de las 17:00 horas, como una premonición de lo que iba a pasar e incluso se lo hacen saber en su cuenta, pues una hora más tarde ocurrió la tragedia.

Aquella que los medios escritos, de radio y televisión se han encargado de difundir, ya no se sabe si lo peor de todo esto, fue la forma en que asesinaron a esta muzquense o el momento en que el niño de 9 años, que cursa cuarto año de primaria en el turno vespertino, encontró a quien le diera la vida tirada en el portal de la casa en un charco de sangre… el abuelo paterno don Valente Piña relata que la abrazaba y no paraba de llorar, mientras Mayra agonizaba, pues nada pudo salvarle la vida… así murió, en los brazos del más grande de sus hijos, aquel que de seguro jamás eliminará de su memoria la traumante escena.

Será él, con apenas 9 años, el que verá por sus hermanitos por ser el mayor, pero lo cierto es que ya no recibirá las buenas noches de sus padres, los abrazos, la protección… ni volverá a tocar la cara de su progenitora…detalles que hacen fuerte a todo ser humano, porque simplemente lo material no importa, sino la familia y el amor que se da en el hogar.

La noticia corrió como reguero de pólvora, es sabido que en Melchor Múzquiz ocurren continuamente este tipo de hechos que marcan a cualquiera que habita no sólo ahí, sino en la Carbonífera, estado y en cualquier parte del país.

Todo es confuso, más aún cuando se aprecian las fotos del Facebook donde Alberto Piña tiene abrazada a su esposa y una donde hace poco se tatuó el nombre en el corazón, es cuando uno se pregunta al igual que la familia y todos los que saben de esta noticia… ¿Por qué si se ve que la amaba tanto, la mato así? A lo mejor algo hizo la mujer, porque el esposo aun desarmado por su padre que se percató del hecho, tomó un cuchillo de la cocina y la remató… está claro que tenía toda la intención de asesinarla, ¡el coraje era mucho! Es lo que se escucha entre las amistades y la misma familia.

Quienes conocieron a Mayra y convivieron durante su estancia en la empresa Fujikura, han llenado su página de Facebook con sensibles mensajes por el terrible final que tuvo, todos la etiquetaron como una buena amiga, madre de familia y empleada, lamentando así esta gran pérdida.

Sin embargo, no define nada, se insiste, sólo ellos saben cuál fue el detonante, una de las partes se llevó la verdad a la tumba y la otra huyó sin miras de que pueda ser encontrado y pague por un delito tan grande mediante la justicia penal… pero la conciencia suele ser más dura…

El presunto asesino continúa prófugo de la justicia, es lo que ha declarado hasta hoy el delegado de la Procuraduría General de Justicia en el Estado en la Región Carbonífera.

El licenciado Raúl Rodríguez Ríos asegura que sólo existe una línea de investigación, un asesinato declarado por los testigos presenciales del sangriento hecho, mientras el hogar de la familia Piña Maldonado parece haber caído en mil pedazos por la soledad, la tristeza, el coraje, la rabia, la frustración, la impotencia y la incógnita que abunda entre las familias de ambas personas… ¿Cómo pudo ocurrir eso?, ¿cómo pudo matarla así?, ¡si eran bien felices!…se preguntan todos.

¡Ojalá hoy sí atrapen al asesino de mi hermana!, publica Elisa Maldonado, hermana de la hoy occisa, que como muchos emiten su coraje y consternación mediante reveladores mensajes en las redes sociales.

Los pequeñitos de apenas 9, 5 y 2 años son los que llevan la peor parte y aunque permanecen con los abuelos maternos y una de sus tías que se compromete a cuidarlos y velar por ellos como hijos propios, la realidad es otra… pues de un día para otro se quedaron sin padres de la forma más cruel y cómo le explicas a mentes tan pequeñas, indefensas y sin malicia, el actuar de un padre que simplemente se cegó de rabia por algo que tal vez nunca se sabrá.