Saltillo, Coah.- El lado oscuro del ser humano, el monstruo que se oculta en la vida diaria con el disfraz de una persona normal, el peligro que acecha en los ojos de quien menos te lo esperas, es el tema que trata Liliana Blum en su reciente novela El Monstruo Pentápodo (TusQuets, 2017).

“La observación personal sobre el resto de la gente me ha dejado con la idea de ‘el lobo con piel de oveja’: entre más sórdido sea lo que alguien tiene que esconder más intachable será su fachada, desde asesinos, pedófilos y defraudadores y esto es lo que dibujo en mi novela”, dijo la escritora en entrevista con Zócalo.

La novela habla sobre un pedófilo llamado Raymundo, ciudadano ejemplar que esconde un oscuro secreto por el cual se siente culpable y que atrajo la atención de Blum para crear un personaje complejo.

“Me interesan los asesinos seriales desde muy niña y de mis investigaciones nace la psique del personaje de Raymundo, que a final de cuentas no es tan distinto a nosotros, ya que sabe que lo que hace está mal y lo reprime durante años, pero al conocer a Cinthia, despierta de nuevo”, comentó.

La novela está llena de personajes femeninos cuyas vidas las han llevado a formar parte del crimen de una u otra manera. El personaje que define esto es Aimée, la pareja de crimen de Raymundo.

“Culturalmente el cuidado de los niños recae sobre las mujeres y vemos a distintos personajes femeninos como a Aimée, la hermana de Raymundo, y la mamá de Cinthia, que con sus descuidos permiten que se roben a la niña, pero también vemos la ceguera que causa el amor sobre Aimée y por qué ayuda en el crimen.

“Pero lo que realmente me interesaba era explorar el personaje femenino, que es el de esta mujer enana (Aimée) que cae enamorada ante Raymundo, ya que de un monstruo como él puedes esperar lo peor, pero de una mujer ‘normal’. A lo largo de la novela se ve la colaboración de ella con el crimen y lo que intento retratar es su caída.

SIN IDEALIZACIONES

Blum ha recibido críticas que dicen que sus personajes femeninos viven dominadas por el género masculino, pero la escritora piensa que es imposible definir a las mujeres, ya que todas son distintas entre sí.

“A mí se me critica que mis personajes femeninos estén subyugados ante los hombres y que sean tan poco solidarias entre ellas, pero las mujeres somos un grupo tan variado de personalidades como el número de nosotras que hay en el mundo: no todas somos buenas o solidarias.

“Mis personajes femeninos son los que necesito para contar la historia que quiero narrar, al igual que los hombres dentro de mis historias, que tampoco salen tan bien parados. Los personajes deben de estar al servicio de la historia, no creo que mis personajes deban de encarnar al ideal femenino ni a los ideales de la lucha feminista”, detalló.

FICCIÓN INCORRECTA

La autora opina que un escritor de ficción no tiene que abrazar la visión de lo que es correcto socialmente, sino ofrecer una historia que atrape.

“Los escritores tenemos que elegir entre dos posturas antes de escribir: están quienes creen que la literatura es un medio para cambiar el mundo y mostrar su ideología, y estamos los que queremos contar una historia y entretener al lector. Yo no creo que a la ficción le corresponda mostrar lo bueno del mundo ni demostrar cómo deberían de ser las cosas, sino que le corresponde hablar de todo dentro de una historia”.

Para Blum, los seres humanos son malvados por naturaleza, y si no lo son siempre es por el miedo a la sociedad.

“Veo que la naturaleza humana es mala y que cuando no lo es es por miedo a las represalias, ya que cuando las personas ven que pueden salirse con la suya, lo hacen sin importar nada. Mi visión de las personas y de la gente y de la sociedad sí es bastante pesimista, es por eso que mis personajes femeninos y masculinos son terribles, no todos, pero sí la mayoría”, declaró.