Arte
Publicado el miércoles, 30 de agosto del 2017 a las 09:05
Ciudad de México.- Paula Hawkins dedica su reciente novela, Escrito en el Agua (Planeta, 2017), a las mujeres conflictivas. Y es que estos personajes ejercen sobre ella una especial fascinación.
“Cualquier mujer puede ser acusada de ser problemática, es algo que muestro en esta novela. Cuando alguien es acusado de ser difícil, debes preguntarte quién está haciendo estás acusaciones, cuáles son sus razones para calificar a alguien como conflictivo”, expresa la británica, quien ayer tuvo un encuentro con sus lectores en Casa León.
Durante su gira por Latinoamérica, que la llevó a Argentina y Colombia, antes de una última parada en México, la novelista ha entablado diálogos con sus lectoras sobre la violencia que sufren las mujeres, pues en Escrito en el Agua varios de los personajes femeninos sufren maltrato por su forma de pensar y actuar. En esta región del mundo es donde se presentan más asesinatos de mujeres por su género, alrededor de 60 mil son asesinadas al año, de acuerdo con datos de la ONU.
“Ahora que he estado en América Latina me he dado cuenta de que la violencia a las mujeres es un tópico importante. La violencia doméstica es un tema persistente en Gran Bretaña, y aunque se ha hablado de esto durante años, la situación no ha mejorado”, refiere la escritora durante su encuentro con los medios.
“No es mi intención predicar a través de mi escritura, pero si mis historias dan paso a la conversación, a la reflexión, pues adelante”.
PERSONAJES COMPLICADOS
Las mujeres conflictivas también están atrás de la literatura. Actualmente existe un boom de escritoras que se dedican al género negro y al thriller con mucho éxito. Hawkins forma parte de esta camada literaria conocida en el mundo anglosajón como “femicrime”.
“La escritura de mujeres en el género negro es muy interesante, en Gran Bretaña hay autoras muy fuertes como Agatha Christie, Dorothy Sayers, PD James. Es cierto que ahora es una tendencia, pero siempre han estado ahí. Ahora se está hablando de autoras que abordan este género con libros que son muy populares, como el de Gillian Flynn o el mío propio. Creo que las mujeres analizan en una forma seria este conflicto entre vida y muerte, y hay un interés en cómo las mujeres enfrentan sus propios retos a través de las novelas”, considera Hawkins, quien ha vendido más de 20 millones de copias de La Chica del Tren
Si bien son las mujeres las protagonistas de sus historias, incluso de la tercera novela que la escritora tiene en proceso, Hawkins no descarta desarrollar en el futuro un personaje masculino con mayor peso.
“Todos mis personajes son complicados. Estoy más interesada en las mujeres por ahora, es sobre quienes estoy escribiendo, pero eso podría cambiar
“No escribo sobre héroes o villanos. A mí me interesa escribir sobre personajes que están luchando contra algo, sobre personas normales que tomaron una mala elección, pero no las condeno en lo absoluto. La gente dice que soy dura con los hombres, pero el personaje más bueno y fiel que aparece en Escrito en el Agua es un un niño, un hombre al fin y al cabo”.
La novela tiene una estructura narrativa que da voz a distintos personajes. Algunas partes de la trama, que inicia con la muerte de una mujer al caer a La Poza de las Ahogadas, están narradas en primera persona, mientras que otras aparecen en tercera.
“Empecé con tres personajes que narraban su experiencia en primera persona, pero a medida que avanzaba con la historia me di cuenta de que había más habitantes del pueblo que tenían secretos que contar. Así que hice un coro de voces para contar la historia de Beckford”.
Lectora asidua de Margaret Atwood y Cormac McCarthy, Hawkins revela que desde la infancia disfruta escribir historias, si bien se dedicó durante tres lustros al periodismo y le tomó años desarrollar confianza como escritora.
“La inspiración es la parte fácil, porque hay historias en todos lados: en los periódicos, la televisión, la familia. Lo que es difícil es tratar de escribirla, desarrollar la trama, los personajes, lograr que los lectores se involucren. Como novelista buscas tragedia, drama, cuestiones extremas. Esos conflictos son fáciles de encontrar, porque el mundo es un lugar peligroso y complicado”, concluye.
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