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Por Agencia Reforma
Publicado el lunes, 29 de mayo del 2017 a las 10:05
Guadalajara.- El Guadalajara volvió a ser el gigante… volvió a ser el histórico campeón. Llegó el decimosegundo título de Liga, que su prestigio ya reclamaba, que le permitió celebrar un inédito doblete Copa-Liga.
Sin un plantel tan poderoso como el de los Tigres, pero con mayor determinación, convencimiento y actitud, las Chivas ganaron 2-1 el partido decisivo para proclamarse monarca del Clausura 2017.
De paso, vuelve a la punta de los máximos ganadores de México, junto al América.
Alan Pulido, exTigre, castigó a los felinos con el 1-0 al minuto 17, el cual dejó tocado al rival para el resto del encuentro.
El artillero midió a la perfección un centro elevado desde la izquierda por Oswaldo Alanís para, con un toque suave, cruzar su disparo.
Al 70’, José Juan Vázquez hizo el segundo para sentenciar el duelo y provocar el alarido, el llanto y los brincos de campeonato en la tribuna.
Un título merecido porque el Rebaño derrotó al pesimismo de las estadísticas, a la superioridad del talento ofensivo de su rival y a la inseguridad otras veces achacada a los futbolistas mexicanos.
JUEGAN CON EL CORAZÓN
Los rojiblancos se aplicaron como nunca, corrieron lo impensable, sacaron piernas de donde no había y fallaron menos pases que nunca.
Además, persiguieron como presa por todo el campo al peligroso André-Pierre Gignac, ayer anulado por un marcaje severo y preciso de Jair Pereira, quien reapareció para trabajar con pulcritud sobre el francés.
En el primer tiempo, el Rebaño no fue el equipo que sale a presionar. De hecho, fueron los visitantes los primeros en llegar con peligro, pero fue Pulido quien abrió el marcador. Los de Ricardo Ferretti insistieron, pero más con desesperación y frustración que con precisión.
Para el segundo tiempo, el “Tuca” buscó reaccionar al mandar a Lucas Zelarayán al campo, pero de poco sirvió.
REACCIÓN TARDÍA Y MAL ENCAUZADA
Cuando el “Gallito” logró el 2-0, los Tigres sacaron las garras, pero de la impotencia, con faltas, reclamos, patadas e imprecisiones.
Gignac tuvo pocas oportunidades y en una media vuelta remató a la tribuna un pase retrasado de Javier Aquino, al 65’.
A la desesperada, Ismael Sosa anotó el 2-1, al 88’, con un tiro cruzado a la derecha de Cota. En la reposición, el argentino recibió una zancadilla de Pereira en el área, pero el silbante Enrique Santander sancionó un fuera de lugar previo de Damián Álvarez, ante los reclamos regios.
Sonó el silbatazo y comenzó la fiesta del decimosegundo trofeo de Liga del Guadalajara. Matías Almeyda lo sentenció en septiembre de 2015, cuando llegó a la Perla Tapatía para tomar las riendas de un Rebaño en riesgo de descenso. “Este es un gigante, un gigante dormido al que vamos a despertar”, dijo. Y lo despertó.
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