Ciudad de México.- Un grupo de brigadistas acarreaba cubetas de piedras y tierra sobre la calle Torreón, en la colonia Roma Sur, cuando el edificio del que sacaban los escombros terminó de venirse abajo.

El estruendo rompió el silencio que habían formado los espontáneos brigadistas, que intentaban escuchar si, de entre las ruinas, surgía el grito de alguien pidiendo auxilio. Uno de los edificios que colapsaron en el sismo se ubica sobre el Viaducto Miguel Alemán, entre Torreón y la Cerrada Bajío, a unas calles de Parque Delta.

Hasta ahí llegaron Bomberos, personal de Protección Civil, la Cruz Roja y decenas de policías. Pero también cientos de hombres y mujeres que, en cuestión de minutos, formaron una línea desde Viaducto hasta Obrero Mundial. Un corredor de manos que se pasaba entre sí botes llenos de tierra, pedazos de pared, vigas, varillas, grandes rocas; los restos de un edificio de departamentos de cuatro niveles en donde se espera que pueda haber alguien con vida.

Del otro lado, sobre Viaducto, otro grupo de espontáneos estacionó una camioneta pick up cargada con garrafones de agua.

Mientras de un lado salían escombros, del otro se surtía agua para los brigadistas.

Otros consolaban a la gente que alcanzó a salirse del edificio y que fue a sentarse en la banqueta de Viaducto, frente a los restos de su vivienda. Otros se acercaron al derrumbe preguntando por sus familiares.

Los voluntarios se multiplicaban hasta cinco calles a la redonda, formando grupos de 10 o 15, montaban lonas para cubrirse del sol, organizaban el reparto de botellas de agua o se ofrecían a agilizar el tráfico. A la gente mayor, a los niños o a quienes aún no han contactado a sus familiares, les daban agua, un pan o un abrazo.

Actos de rapiña en plena tragedia

Eduardo tuvo que dejar a un lado el susto por el sismo que lo sorprendió en un edificio de la Delegación Benito Juárez y preocuparse por los robos ocurridos entre la tragedia que vivió como millones de capitalinos.

Cuando este colono y los habitantes de tres edificios en la esquina de las calles de Galicia y Xola, en la colonia Álamos desalojaron sus viviendas ante el riesgo de derrumbe, los delincuentes aprovecharon para hurtar.

“Hubo robo, realmente, gente extraña entró al departamento a sustraer lo que pudiera. Los vecinos nos quedamos enfrente ya del edificio que están cuidando porque se meten a robar aprovechando que está solo”, dijo Eduardo.

Aunque esta zona y otras donde ocurrieron derrumbes y se registraron daños mayores en inmuebles eran acordonadas por los riesgos de nuevos desprendimientos o colapsos y los olores a gas, algunas personas rehusaban retirarse ante la inseguridad.

“Es que están cuidando sus cositas, no las van a dejar porque como se salen, está oscuro y aprovechan para meterse y robar, pero ya es bajo nuestro propio riesgo”, añadió Eduardo.

En las 16 delegaciones se registraron edificios afectados, así como vialidades colapsadas por la falta de servicios de transporte público como las líneas del Metro y del Metrobús.

Y mientras los ciudadanos trataban de trasladarse y las principales avenidas se congestionaban, durante el tráfico registrado por la tarde y en zonas que quedaron a oscuras por la falta de energía eléctrica durante la noche, se denunciaron robos y asaltos a los automovilistas.

Usuarios de redes sociales alertaban a las autoridades y otros conductores por los robos que se suscitaban mientras estaban parados.

Lo salva su celular

Quedó atrapado entre los escombros del edificio 286 de Álvaro Obregón, en la Roma, pero su celular lo salvó.

A las 19:00 horas, Óscar Cantellano pudo comunicarse con sus familiares, que estaban en la calle, junto al edificio de oficinas.

Les dijo en qué parte estaba al momento del sismo, y entonces los paramédicos supieron en dónde buscar y dar con su ubicación.

Aunque tenía golpes y fracturas, Óscar pudo salir con vida de los escombros y con el celular en la mano.

‘Está atrapada mi familia’

“¡Mi esposo Leopoldo y mi hijo Gerson!”, gritó doña María Luisa, a punto del desmayo.

“Están en el tercer piso, ¡ayúdenme por favor!”, imploró a un socorrista. Dos edificios, de ocho y seis niveles, colapsaron en la misma calle, en la colonia Del Valle.

El inmueble de ocho pisos, ubicado en Escocia esquina Edimburgo, en la colonia Del Valle, colapsó en su totalidad, con varias familias atrapadas entre escombros.

Más adelante, otro edificio de seis niveles también se vino abajo.

‘Un segundo más y me agarra ahí’

“El temblor nos agarró lavando carros. Alcancé a salir, crucé la calle y se cae el edificio. Un segundo más y me agarra ahí. Fue cosa de Dios”. Así lo manifestó Florencio Hernández, conserje de un edificio de cinco niveles de la calle Petén, a unos metros del eje Emiliano Zapata, que se desplomó tras el sismo.

Anoche, del otro lado de Emiliano Zapata, todavía cuidaba las pertenencias de sus vecinos. Los “papeles importantes de la señora Evita, la del 502”, los cuadros, maletas y otros artículos llenos de polvo.

A esa hora, en medio del caos, pudo contar que su hermana Leonor, de 48 años –tres más que él– se reponía de una fractura de su brazo derecho en el hospital de Xoco.

Leonor vivía en la azotea del inmueble y, por eso, salvó la vida. “Se volteó el edificio de este lado –levanta su brazo derecho, como si fuera a acurrucar su cabeza en él–y se nos quedó arriba: la gente de la Volkwagen y unos estudiantes treparon por el edificio y la pudieron rescatar”, relató.

En la esquina de Prolongación Petén y Emiliano Zapata se concentraban, al filo de las 10 de la noche, unas 2 mil personas, la mayoría jóvenes que con denuedo retiraban los escombros.

Allí estaba, empolvada la camisa roja de Oxxo de Ernesto Esquivel, responsable del establecimiento de contraesquina del edificio que estaba en Prolongación Petén 915. “¿Qué le digo? Tengo clientes de ese edificio que me venía a comprar. Salimos y vimos cómo se cayó el edificio”, contó ofuscado. (Reforma)