Arte
Por Christian García
Publicado el domingo, 17 de septiembre del 2017 a las 09:05
Saltillo, Coah.- Adolf Hitler, el líder del partido Nazi de Alemania, es una figura que polariza opiniones. Hay quien cree que fue un hombre motivado por la maldad, mientras que otros ven en él a un líder, que dirigió a una nación en tiempos difíciles.
Esta última cualidad es la que utiliza Tomás Borges en su reciente libro El Pequeño Dictador que Todos Llevamos Dentro (Vergara, 2017), obra que muestra las distintas estrategias que el alemán utilizó para llegar al éxito y que todos pueden hacer suyas.
“Soy un apasionado de la Historia y creo sinceramente en el dicho ‘quien no conoce su historia, está condenando a repetirla’. Esto es algo que se ha visto en personajes como Donald Trump, que fue electo a pesar de cometer sus barbaridades, otro ejemplo es Hugo Chávez en Venezuela.
“La idea de El Pequeño Dictador… es ayudar a que la gente se encumbre a través de las situaciones que se le presenten, utilizando las estrategias de Hitler”, declaró Borges en entrevista con Zócalo.
LEVANTARSE
Si bien la figura central es el Fürher alemán, Borges utiliza ejemplos de otros personajes como Trump y Mussolini, quienes se perciben a sí mismos como salvadores o héroes que tienen que evitar la invasión de otros pueblos.
“Hitler creyó toda su vida que él era un elegido de la providencia. Esto es algo que puede verse en muchos líderes sociales, que escudan sus hechos bajo el pretexto de que es para el bien nacional y el interés común, cuando en realidad hacen un esfuerzo para el bien propio.
“Este pensamiento puede utilizarse, por ejemplo, con una estrategia de marketing, que dice que para unir a un grupo hay que tener un enemigo en común, en este caso, Hitler utilizó a los judíos, algo como Trump lo ha hecho con los mexicanos. Esto se hace con la finalidad de crear una comunidad más unida, por eso se culpa a un agente externo”, declaró el autor de Maquiavelo para Narcos.
Borges cree que algo digno de aprender del líder del partido Nazi es su capacidad de caer y levantarse, pues esta voluntad lo llevó a convertirse, de un pintor fracasado, en uno de los hombres más recordados de la historia.
“Algo interesante de la figura de Hitler es que nunca claudicó ante ningún fallo: él fue rechazado ante la escuela de pintura y eso lo convirtió en el hombre más importante de Alemania.
Es un hombre que combatió en la Gran Guerra y sobrevivió. Se volvió un gran orador por su carisma. Esa única cualidad, junto con lo estratégico de su mente, fue suficiente para cambiar su historia y, con esta, la de la humanidad”.
HAY QUE SOBREPONERSE
El autor opina que su libro se separa del clásico título de desarrollo humano, pues él intenta que las personas actúen por su cuenta.
Borges espera ayudar a los lectores a superar las situaciones adversas, pero sobre todo, desea mostrar que el éxito y el fracaso siempre van de la mano.
“Todos los libros de superación personal que están en el mercado hablan de cosas malas, de cuando uno ya ha tocado fondo y además son escritos por líderes sociales o corporativos.
“Hay libros para superación personal, para ventas y política, pero este libro tiene el objetivo de sacar ese dictador que todos llevamos dentro con la finalidad de llegar al éxito y encumbrarse en este, pero también para saber que el éxito y el fracaso se alternan y cómo se debe de aceptar esto”, explicó.
“También es un libro que enseña a ver las posibilidades en cada una de los traspiés que podamos tener cuando creamos que el mundo está en nuestra contra y que todo está perdido, obligando a no subordinarnos pues esto fue lo que hizo Adolfo. Ya que cuando él se dio cuenta del contexto social que imperaba no fue a contracorriente, sino que supo aprovecharse de esto y volverse a la vez, la voz de esa sociedad”, enfatizó el autor.
Borges apela también al lado egoísta del ser humano, en un libro que muestra que preocuparse por uno mismo es también importante para aprender a sobrellevar los momentos difíciles y sobreponerse a ellos. El escritor afirma que no hay que caer en la autocompasión, sino aprender a utilizar el caos como una escalera.
“El ser humano es egoísta y ha sido egoísta durante toda la historia. Esto ha quedado en claro, por ejemplo, el nacionalismo que es la mayor muestra de egoísmo porque una comunidad se cierra.
“Cuando todo el mundo te habla de ética o de leyes es porque no tiene la fuerza de enfrentarse a los problemas directamente y utiliza las palabras, a la sociedad como escudo. Es este uso de dividir los problemas en el grupo para derrotar al más fuerte, es el que ha eliminado, un poco esta guerra perpetua entre el más fuerte y el más débil”, puntualizó.
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