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Conoce las frases más polémicas del Príncipe Felipe de Edimburgo

Por Grupo Zócalo

Publicado el viernes, 9 de abril del 2021 a las 07:45


Su temperamento era volcánico, sin ninguna consideración por lo políticamente correcto

Inglaterra.- Su temperamento era volcánico, sin ninguna consideración por lo políticamente correcto.

El duque de Edimburgo era capaz de todo, como considerar que todo lo extranjero es raro y probablemente inferior. O catalogar a la gente con viejos estereotipos: los chinos destacan por sus ojos rasgados, los escoceses son borrachos, los nativos de Nueva Guinea son caníbales, los caribeños son piratas, los aborígenes australianos se matan a flechazos… Cosa curiosa en un patriota británico que en realidad nació en Grecia con sangre danesa y alemana.

¿Habéis logrado que no los comieran?”, preguntó a un joven británico que venía de viajar por Papúa Nueva Guinea en 1998.

 

Ustedes tienen mosquitos, yo tengo periodistas”, dijo en Dominica en 1966 -luego compararía a los profesionales de los medios con los monos de Gibraltar.

 

En Australia en 1960, un tal Robinson lo abordó y le confió: “Mi esposa, doctora en filosofía, es mucho más importante que yo”.

“Tenemos el mismo problema en mi familia”, le respondió el duque.

En otra ocasión, un niño le confesó que quería ser astronauta y el duque le respondió que estaba demasiado gordo para volar.

Cuando se le preguntó si le gustaría visitar la Unión Soviética, dijo: “Me encantaría visitar Rusia, aunque esos cabrones asesinaron a la mitad de mi familia” (en alusión a la suerte de los Romanov).

A un profesor de conducción escocés de Oban, le preguntó: “¿Cómo te las arreglas para mantener a los nativos lo suficientemente lejos de la bebida para aprobar el examen?”.

¿Cuándo te van a echar de aquí?”, le preguntó Felipe de Edimburgo al veterano “sin techo”, durante su visita al hostal New Belvedere de Londres. El veterano le siguió la broma al marido de Isabel II, famoso por sus salidas de tono, y le contestó sobre la marcha, sin faltarle al respeto: “Tan pronto como sea posible”…

 

¡Tira la foto de una puta vez!” (el año pasado, a un fotógrafo que se demoraba más de la cuenta para tomar la imagen oficial).

 

¿Vamos a necesitar tapones en las orejas? (cuando le dijeron en el 2002 que Madonna iba a cantar “Die Another Day”).

 

¿Trabaja usted en un club de striptease?” (a una cadete de la Armada en uniforme, mientras pasaba revista)

“¿Están ustedes escapando de algo?” (a un grupo de expatriados británicos en Abu Dabi, también en el 2015).

“¿Son todos de la misma familia?” (al grupo multiétnico de ganadores de Britain’s Got Talent, el Operación Triunfo local, en el 2009).

“Si se quedan mucho tiempo aquí, regresarán con los ojos rasgados” (a un grupo de estudiantes británicos de intercambio en China en 1986).

“No creo que una prostituta tenga menos moral que una esposa; al fin y al cabo hacen lo mismo” (allá por 1988 y fuera de contexto).

¿La van a meter en el horno?”, espetó durante una recepción a una nonagenaria en silla de ruedas que se protegía del frío con un material parecido al aluminio. “Qué lugar más espantoso”, contestó cuando un miembro del Parlamento informó de que representaba a la ciudad norteña de Stoke-on-Trent.

 

Otras anécdotas revelan su debilidad por las mujeres atractivas: “Me arrestarían si bajara esa cremallera”, dijo durante una visita en Londres a una joven rubia con un vestido de cierre frontal.

Dos años después al hablar de las finanzas de la familia real británica dijo: “Vamos a entrar en números rojos el año que viene probablemente tendré que renunciar a polo”.

En 1981 durante la recesión, reflexionó: “Todo el mundo estaba diciendo que debemos tener más tiempo libre. Ahora se quejan de que están en el paro”.

Durante un viaje a Kenia en 1984 al aceptar una estatuilla de una mujer durante una visita a Kenia, preguntó: “Eres una mujer ¿no?”.

Durante una visita al Hospital Dunstable, en Luton (norte de Londres) saludó al personal médico y al hallarse delante de una enfermera filipina le dijo: “Filipinas debe estar medio vacío porque están todos aquí trabajando”.

Una de las meteduras de pata más sonadas fue en 2009 en presencia de Barack Obama. El presidente norteamericano le había dicho que ese día se había entrevistado con el entonces primer ministro Gordon Brown, David Cameron, y Dmitri Medvédev, “¿Es que puede distinguir a unos de otros?”.

Durante una recepción al papa Benedicto XVI en Escocia, y después de observar que el líder laborista escocés llevaba una corbata de cuadros escoceses, Felipe de Edimburgo preguntó a la conservadora Annabel Goldie: “¿Tú también llevas bragas hechas de eso?”.

En una fiesta organizada en Londres por la oficina de la Commonwealth (la mancomunidad de excolonias y protectorados del Reino Unido), Felipe de Edimburgo se dirigió a un sonriente invitado negro y le preguntó: “¿De qué exótico lugar del mundo procede usted?”. El interlocutor, que resultó ser lord Taylor de Warwick, le respondió: “Soy de Birmingham (ciudad del centro de Inglaterra)”.

”Si están aquí, ya me imagino porque están sordos”, les dijo a un grupo de niños sordos que estaban al lado de una orquesta de tambores en el Caribe.

A Felipe de Edimburgo no le importó quedar mal durante una cena en Roma, en el año 2000, cuando le ofrecieron uno de los vinos más selectos de Italia. “Dame una cerveza. No me importa cuál sea, solo quiero una cerveza”, espetó ante la atenta mirada de los asistentes.

Su entorno le oyó maldecir mil veces su suerte, gruñir contra la pérdida de valores, o contra las locuras de sus cuatro hijos en los años 80, y hasta contra “los malditos chuchos” de la reina, siempre pegándosele a las piernas.

La gente tiene la impresión de que al príncipe Felipe no le importa nada lo que piensen de él, y tienen razón”, dijo el exprimer ministro Tony Blair en sus memorias.

 

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