Saltillo, Coah.- La urna de madera que contiene las cenizas del padre Joaquín Hernández es cargada por la madre del presbítero asesinado el 3 de enero. La lleva hasta el púlpito colocado al pie de la escalera que va hacia el altar.

La madre del sacerdote comienza su andar por el pasillo de la nave central en la Catedral de Saltillo, detrás los miembros del clero católico, presbíteros y diáconos. Al final el obispo Raúl Vera termina la procesión hacia el altar. Comienza la misa.

Es el último adiós que dará el clero al sacerdote Joaquín. Sus cenizas fueron entregadas ya a sus familiares para que las lleven a un nicho en el panteón Santo Cristo.

En la homilía de despedida el obispo de Saltillo, Raúl Vera López, hace un llamado a la justicia, afirma que la muerte de Joaquín sólo demuestra la oleada de violencia que aún impera en el estado.

“Vemos a jóvenes que son asesinados antes de terminar una carrera. Están en una fiesta, llegan y los balacean. A raíz de esto tenemos que vivir más el plan pastoral; eso no se habla, se vive, es la espiritualidad misma. El buen pastor da la vida por sus ovejas y todos tenemos la obligación de dar la vida por nuestras ovejas. Eso pasó con Joaquín”, afirmó Raúl Vera.

Treinta y cuatro campanadas anuncian el final de la misa. El Obispo da el último adiós al padre Joaquín. Vierte agua bendita sobre la urna y eleva una oración para el eterno descanso del presbítero.

Se acaba la misa, la madre del padre Joaquín de nuevo carga la urna. Desanda el camino a la salida de la iglesia. Va directo a la carroza. No habla con nadie. El dolor es aparente en su cara.

De nuevo los diáconos detrás de la señora, algunos de la Diócesis de Piedras Negras eran compañeros del padre Joaquín en su preparación para el sacerdocio.

El respeto a la vida

Rodolfo Pachicano, párroco de la iglesia donde el sacerdote Joaquín oficiaba misa, exhortó a la ciudadanía a dar más valor a la vida, a respetar a sus semejantes y buscar siempre la pacificación para erradicar la violencia.

“Ahorita así de pronto pensar no sólo en nosotros sino también en las personas, los trabajadores de las parroquias. Hacer la exhortación a todo el mundo a que por más seguridad que tengamos, si no estamos convencidos del valor de la vida, vienen estas consecuencias”, refirió.

El párroco habló con el resto de los diáconos para establecer medidas de seguridad en la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, a fin de resguardad la seguridad tanto de los trabajadores como de los feligreses.

Por su parte, el ecónomo del Seminario, el padre Chuy Pedro, señaló que la imagen de los seminaristas no se ha visto afectada por las insinuaciones de que los asesinos del sacerdote Joaquín estudiaban en el Seminario.

“Ya un periódico lo aclaró, los asesinos no estudiaban en el Seminario y esto no tiene por qué afectar la imagen de los seminaristas”, finalizó.

El obispo Raúl Vera prefirió callar ante los cuestionamientos de la prensa sobre el avance de las investigaciones, dejó en manos de la justicia el esclarecimiento del caso.

Continúa investigación del crimen

Tras el crimen de un párroco a manos de su “amiguito” en un recinto religioso, autoridades han destapado una serie de detalles de la víctima con las averiguaciones que se han hecho al respecto, interpretando que este compraba a sus acompañantes de fiestas con licor a cambio de sexo.

Fuentes allegadas al caso manifestaron que como parte de los resultados que se han tenido en las diligencias, salió a relucir que Joaquín Hernández organizaba reuniones con jóvenes en diferentes lugares, de las que nunca dio a conocer a sus amistades

Y es que presuntamente el cura adquiría cantidades importantes de cerveza para regalar a sus amigos de ocasión, embriagándose con ellos hasta que se veían rebasados por los efectos del alcohol.

Aparentemente, cuando los parranderos cedían ante las circunstancias el anfitrión aprovechaba el momento para saciar sus deseos corporales, siendo entonces cuando proponía a los parranderos tener encuentros sexuales que llevaban a cabo en medio de las convivencias.

Dicha situación habría ocurrido el día en que el padre perdió la vida, según los avances obtenidos por la autoridad, que habría comprobado sus hipótesis tras la realización de la audiencia inicial que se dio contra los implicados en los hechos en diligencias privadas.

Por lo delicado de la situación, el proceso legal que se sigue al imputado Jesús “N” podría refundirlo en prisión por los delitos de homicidio doloso, robo especialmente agravado de vehículo, robo con quebrantamiento de la confianza e inhumación clandestina.

Al mismo tiempo, un segundo implicado que sigue el pleito en libertad con el beneficio del brazalete electrónico también está bajo la lupa de la justicia por los ilícitos de robo especialmente agravado de vehículo, robo con quebrantamiento de la confianza e Inhumación clandestina. En ambos casos se someterán a la audiencia de vinculación a proceso el próximo jueves.