Saltillo, Coah.- Tras el paso del “autobús de la libertad” por Saltillo, mismo que enfrentó a colectivos de la comunidad lésbico-gay de la ciudad con integrantes del Consejo Mexicano de la Familia, se desató una “guerra” sin tregua entre ambos frentes, sin que las autoridades municipales hagan algo al respecto.

Al exterior del centro de la comunidad Cristo Vive, así como en las calles aledañas al mismo, se colocaron diversos carteles a manera de señalamientos viales con mensajes como “Homosexuales no” y “No relaciones ilícitas”, considerados como agresivos por diversas voces de la comunidad LGBTTI en Saltillo.

Temen posibles agresiones

“Lo que estamos viendo es una agresión directa contra las personas que pertenecemos a la comunidad LGBTTTI, que no respetan la normatividad que hay en el estado, el colectivo Cristo Vive, porque ni siquiera es una asociación, a través de estos señalamientos pretende confundir a la gente”, declaró el presidente de la comunidad San Aelredo, Noé Ruiz Malacara.

En este contexto, el activista denunció que en lo que va de 2017 la comunidad lésbico-gay ha sufrido agresiones verbales por parte de los grupos conservadores, en una tendencia que temen se salga de control y llegue a lo físico, a raíz de los mensajes de homofobia colocados por Cristo Vive.

“Cuando uno de estos chicos que venden burritos en la calle ve tus preferencias, la reacción de ellos es atacarte, decirte tonterías basadas en la religión, y no podemos permitir que una secta religiosa nos ataque nuestros derechos humanos y civiles”, agregó.

Exigen respeto

De la misma manera, la presidenta del grupo Hijas de Eva, Érika Morquecho, condenó las acciones de Cristo Vive, exigiendo a su directiva, así como a las autoridades municipales, retiren los mensajes mencionados de forma permanente.

“Se volvieron normales este tipo de ataques para ellos, ya no saben cómo actuar, es algo que empezó hace varios años, pero que este año derivó en el reclutamiento de personas a este Frente Nacional de la Familia”, subrayó.

El activista Carlos Llamas, también presidente del colectivo Jóvenes Prevenidos, reconoció que si bien tanto la comunidad lésbico-gay como la cristiana tienen derecho a expresar sus ideas, no pueden caer en conductas de odio.