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Por Néstor Jiménez
Publicado el domingo, 29 de octubre del 2017 a las 10:00
Monclova, Coah.- “¿Bailamos?”, preguntó aquel joven rubio y de cuerpo atlético a la chica que disfrutaba del ambiente disco de finales de los años setentas, durante un baile con motivo de la noche de brujas.
Ella levantó la vista y observó al “adonis”, y no dudó ni siquiera un segundo en aceptar “quemar suela” en la pista, mientras se escuchaban los éxitos del momento como; “Off the Wall” de Michael Jackson o las pegajosas melodías de los Bee Gees.
Desde las nueve de la noche, la taquilla de la disco en el centro de Monclova no se daba abasto, era tanta la necesidad de la juventud de pasar un rato agradable disfrutado de sus canciones favoritas.
La pista repleta satisfacía a los dueños por “el pegue” que tuvo su concepto en los chicos y chicas que cada fin de semana no se perdían un baile.
Tras disfrutar del momento a más de dos canciones, la jovencita decidió regresar al asiento acompañada por el galán despertando la envidia de sus amigas presumiendo lo que acababa de conocer.
Faltaban cuatro días para el halloween y ese 27 de octubre de 1979 (algunos aseguran que fue el 26 de octubre de 1985) pasaría a la historia en nuestra ciudad.
En medio de la oscuridad y los juegos de luces que la disipaban por segundos, ambos platicaron y degustaban una bebida. Los penetrantes ojos del chico hacían estremecer hasta el alma de la incauta.
Mientras tanto, al más puro estilo de John Travolta en la película “Fiebre del sábado por la noche”, estrenada en 1977, Gonzalo Robledo González, mejor conocido como “El Acapulco”, hacía derretir a las chicas y ponía la muestra en el baile a sus seguidores entre gritos de emoción al momento que le abrían la pista .
Y como sucede siempre en estos casos, las doce de la noche había sonado y por alguna razón la muchacha tuvo que agacharse, hay quienes aseguran que se le cayó una cadenita con un Cristo y otros un arete.
Fue en ese momento que descubrió que su guapo y fino pretendiente… ¡Tenía una pata de gallo y pezuña de cabra! Presa de pánico lo observó descubriendo que era un demonio que se carcajeaba y de pronto desapareció. La joven se desmayó y despertó gritando que había bailado con el diablo.
La tradición oral se encargó de fomentar la extraña historia que hasta nuestros días sigue vigente y constituye una de las leyendas más famosas de Monclova y la región.
Tras el episodio sin evidencias del diablo bailarín se encuentra el ¡boom! que representó toda una época de diversión sana que muy difícil se puede encontrar hoy en día.
El nombre de la discoteca usted seguramente lo conoce, pues forma parte de la historia moderna de la Capital del Acero, la región y nuestro Estado. Posiblemente llegó a bailar en la pista de lo que era…¡J&G!
DOS AMIGOS EMPRENDEDORES
Javier y Gastón, no perdían los eventos que se organizaban en los salones Club de Leones y Tersicore, este último ubicado en lo que hoy es la dirección de Seguridad Pública Municipal de Monclova.
Estaba de moda la canción Disco Inferno lanzada en diciembre de 1976 y en nuestra ciudad “pegaban” mucho “Bulldog” y Black Head, provenientes de Monterrey. El par de jovencitos se deleitaba escuchando la música pero lo que les llamaba más la atención eran los equipos de sonido.
Javier Valadez Ramos, nació un 31 de diciembre de 1957 y fue precisamente en esos eventos donde conoció a Gastón Zertuche Acha; el primero estudiaba en la Prepa 24 (la primera generación de tres años en el ciclo 73-76) y el segundo en el Instituto Central Coahuila.
Ambos perseguían el mismo sueño de emprender un negocio y comenzaron a formar un grupo de cintas al que llamaron “Ligth and Sound”(Luces y sonido) y se dedicaban a amenizar eventos sociales.
“Es que nos preguntamos…¿Por qué tienen que venir de otras partes de México si nosotros lo podemos hacer aquí?”, dijo Valadez Ramos al ser entrevistado en su negocio del sur de Monclova.
Tenían cerca de 21 años y decidieron registrarse para tener establecido su proyecto pero se toparon con escollos que representaban los sindicatos de músicos, permisos y entre otras cosas que acabaron desistiendo.
Tras años de seguir con la renta de su show de luces y sonido se enteraron del éxito del legendario “Studio 54” en Nueva York que se convirtió en el templo de la música disco.
Y la nueva idea se les vino a la mente: formar una discoteca en Monclova que tuviera infinidad de innovaciones para atraer a la juventud y disfrutaran de los hits del momento.
“En la cochera de la casa de mi padre en la colonia Los Pinos hicimos un taller donde fabricamos todo el mobiliario, desde mesitas hasta sillas, la barra….¡Todo!”, expresó Javier.
Tuvieron que pedir dinero prestado y con un capital de siete mil pesos se decidieron a emprender la aventura buscando el local adecuado y lo encontraron en el edificio que hoy alberga la Comandancia Municipal en la calle Hidalgo con Pípila.
A un lado estaban el centro de baile Tersicore y el Bar “El Social”, cruzando la cuadra era el Centro de Readaptación Social que tenía los ministerios públicos, policías preventivas y judicial, actualmente la delegación regional de la Fiscalía General del Estado.
El logotipo se realizó con Calcomanías Peralta y el negocio lo registraron como J&G, que son las siglas de Javier y Gastón instalando el conocido anuncio luminoso fabricado por Miguel Villarreal.
Todo estaba listo, parecía que la suerte estaba de su lado y tenían que aprovecharla hasta el último momento, pues el proyecto era una realidad que nadie pararía.
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