Saltillo.- El Partido Encuentro Social encontró una explicación para el lesbianismo y homosexualismo: la cultura del machismo los lleva a rechazar la figura masculina y prefieren casarse entre ellas y los niños prefieren ser como su madre, en lugar de reflejarse en la figura del padre.
 
A través de un video, el PES advierte contra la falsa hombría promovida por los medios de comunicación, la publicidad y grupos de poder, lo que es reforzado por héroes, artistas, deportistas, actores y líderes de opinión que con sus actos validan esta falsedad.
 
La falsa hombría consiste en presentar a los hombres como seres que piensan solo en divertirse sin importar las consecuencias, que no piensan en su familia solo en sus compañeros de juerga, que mienten, que engañan a la esposa y hasta lo presumen.
 
Para la falsa hombría, al varón solo le importan los deportes y sus amigos, es fanfarrón y mujeriego, sagaz para el engaño y un idiota para el estudio, que puede tener muchos hijos pero no con la misma mujer.
 
“Y con ese tipo de hombres deambulando por las calles es lógico que las mujeres prefieran quedarse solas o casarse con otras; y es lógico que los niños al crecer teniendo un padre así prefieran imitar a su mamá y ser como ella; es lógico que los niños al crecer, sin encontrar identidad con ese tipo de hombría duden de su propia masculinidad y piensen que quizá son mujeres atrapadas en el cuerpo de un hombre”.
           
“Eso, más que hombría es animalismo o machismo”, refiere el video compartido por Eduardo Pacheco Ortiz, presidente de la Comisión Política Electoral del Partido Encuentro Social.
 
Sin embargo, el verdadero hombre que Dios creó sabe adorar y reconocer al Dios que lo creó, es responsable con los hijos, fiel a la esposa, no traiciona a los amigos ni hace fraude en los negocios y cumple cabalmente con su deber. Considera santa su relación con su esposa y la cuida con entusiasmo.
 
Además, inspira a sus hijos a ser como él, lo quieren imitar y las hijas quieren un esposo así, y para la esposa es un hombre que admira y respeta por sus valores espirituales y sus convicciones.