Saltillo, Coah.- La huelga en la Narro es el tema de la semana, de la semana pasada, de hace tres semanas y de los últimos dos años. Se trata de un polvorín que tarde o temprano explotaría. Maestros envejecidos frente a las aulas porque no hay dinero suficiente para jubilarse, y ya se hartaron.

La bandera rojinegra tiene ya casi un mes en las puertas de la UAAAN, pero los reclamos tienen años. Ambos sindicatos, el administrativo y el de académicos, insisten que el mal manejo de las finanzas universitarias ha hecho colapsar el sistema de pensiones.

El año pasado se intentó “remendar” el problema con una nueva ley, que en realidad perjudicó más a los empleados, pensionados y a las viudas de exnarros. Y de todos modos poco se arregló porque todavía hay en la Universidad maestros septuagenarios que prefieren no jubilarse por lo raquítica que sería su pensión.

Y ahí están de nuevo, reclamando sus derechos, cerrando las puertas de la Narro, con los alumnos de su lado y una Rectoría que desconoce la huelga, que la declara ilegal. Con ese escenario, la Universidad llegó a sus 94 años sin mucho qué festejar.

Con todo y el supuesto desconocimiento de la huelga, las negociaciones siguen. El rector Jesús Rodolfo Valenzuela sigue dando largas a resolver las peticiones de los huelguistas, mientras se pierden valiosas horas clase.

¿Cómo se resarcirá el daño por las clases perdidas? ¿Cuál será el costo de la tardanza en resolver las justas demandas de los huelguistas? Son interrogantes que pocos se han planteado, pero que seguramente tendrán que enfrentar cuando el problema pase. Si es que termina.