Saltillo, Coah.- Una pareja de ladrones es perseguida por un par de patrullas federales. El auto de los asaltantes se impacta de frente contra una de ellas. El conductor se baja disparando y hace correr a los policías. Sube a la patrulla y huye dejando a su cómplice solo, quien es arrestado.

Un grupo élite de policías capturan a un hombre y le encuentran varias dosis de droga. Un juez de control lo deja libre bajo fianza a pesar de que cometió delitos contra la salud, pero además, el hombre al que dejan ir está en la lista de los prófugos más buscados por la DEA en EU.

Dos delincuentes encapuchados y bien armados llegan a una agencia de autos. Amagan a los custodios. Abren la caja fuerte y sacan todo el dinero en efectivo y dos cheques, luego toman la camioneta de uno de los empleados, la cargan con herramienta y se van sin que nadie los persiga.

Una madre de familia encuentra a su hijo de 23 años violando a su hermana de 14. Lo encara y luego llama a la Policía. El violador se encierra en el baño y se suicida.

Un exgobernador que ayudó a su hermano a quedarse en su lugar promete, que de ser diputado, presentará una iniciativa para prohibir que políticos ayuden a familiares a ganar elecciones.

El expediente de un niño asesinado, cuya investigación aún está abierta en México, llega a una perrera de Estados Unidos, y no pasa nada.

Cada una de las anteriores historias parecen sacadas del guión de una película, pero no, lamentablemente son hechos reales que sucedieron en Coahuila, un lugar que, de no existir, seguro lo habrían inventado Cuarón, Iñárritu, los hermanos Almada o hasta Walt Disney.