Saltillo, Coahuila.- La alta competencia en la venta de su mercancía y la crisis económica que los aqueja, orilla a los artesanos de Oaxaca, Michoacán y Chiapas a convertirse en nómadas para ofrecer sus productos en ciudades distintas. Conociendo paisajes, alimentos y climas de toda la República Mexicana, pero también durmiendo en el primer sitio disponible o buscando un baño para hacer sus necesidades.

Cada año emprenden un viaje para recorrer el país en la caravana de la Guelaguetza donde muestran una parte de este tradicional festival sureño para promover la cultura, costumbres y artesanías de su tierra natal.

Familias enteras con poco equipaje y cajas repletas de sus artesanías desempacaron en Saltillo la madrugada de este lunes para instalar durante la oscuridad los puestos que exhiben la riqueza artesanal y gastronómica de sus estados en el callejón Santos Rojo.

La venta de trajes típicos, crema de maguey, jabones artesanales, figuras de barro, moles, mezcal de Matatlán, chapulines, nieves oaxaqueñas, juguetes de madera, textiles, bisutería en plata, entre otros artículos exportados desde sus tierras y fabricados por ellos mismos, permite a los artesanos continuar viajando a otros estados y ahorrar para su regreso.

“Apenas llegamos y buscamos un sitio dónde dormir y darnos un baño, en una casa o algún hostal, porque prácticamente pasamos todo el día en el tianguis, estando aquí nos acercamos a la iglesia, alguna tienda para ir al baño”, comenta Severo Martínez, originario de Oaxaca, quien viaja con su esposa.

Este trabajo implica viajar, instalar el puesto, toparse con situaciones diferentes donde incluso autoridades de otros estados nos han movido de lugar o agredido, no vemos a nuestras familias o llegamos a descansar a un hogar casi todo el año o se tiene un seguro fijo como cualquier otro trabajador.

VALORAN LOS PRODUCTOS

Los artesanos afirman que aunque es muy bonito recorrer las carreteras y conocer ciudades distintas, se extraña su tierra natal, su comida, el clima y el calor de sus paisanos.

Describen a Saltillo como un lugar limpio, con personas amables, sobre todo que valora sus artesanías dado que pocas veces regatea.

“Saltillo es muy bonito, pero su clima es muy desesperante porque hace un calor que arde en las tardes y luego muchísimo frío”, expresa.

Pese a que el Centro Histórico de casi todas las ciudades a las que acuden es el sitio para asentarse, en pocas ocasiones pueden pasear porque el horario para la venta es de 10 de la mañana a 10 de la noche, además confiesan temer algún atraco si salen más noche en las ciudades al ser extraños para los ciudadanos.