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Por Infonor
Publicado el lunes, 19 de junio del 2017 a las 09:00
Monclova, Coah.- Con un programa de tres meses basados en el acercamiento a Dios, la Fundación Cristo Vive ha rehabilitado a 280 personas, mientras que Seguridad Pública lidia a diario con drogadictos y canalizan uno o dos al albergue en Ramos Arizpe.
El coronel Victorino Reséndiz Cortés, director de la Policía Preventiva Municipal, reconoció que hace falta un sitio de rehabilitación para jóvenes menores de edad porque a diario los sorprenden en la calle inhalando resistol o fumando mariguana.
Al ser menores de edad, no los pueden detener, sólo llamar a sus padres y de ellos depende trasladarlos a un centro de rehabilitación, que el único que se tiene oficial es en Ramos Arizpe, donde también llevan a cabo pláticas de prevención en las escuelas, para concientizar que las drogas no es el camino sino una perdición.
En el centro de Cristo Vive que es una casa de rescate particular, Perla Yaneth Cansino de Mendoza, esposa del pastor y ambos encargados del lugar, atienden actualmente a 25 hombres y algunas mujeres, entre ellos, un niño de 12 años, pero hay de 15 y 16 años.
“Tenemos tres años ayudando a la gente en drogas, alcohol, mujeres de la calle, aquí están abiertas las puertas para quienes tienen el deseo de cambiar, no se cobra nada, tenemos un niño de 12 años que andaba en malos pasos en la secundaria, y su hermana, de 13 años, les gustó y están internos, a veces piensan que la vida cristiana es aburrida, pero no, es diferente”, dijo.
Sin psicólogos, trabajadores sociales o especialistas, la congregación de Cristo Vive dice tiene al mejor psicólogo, que es Dios, sólo con él han podido ver los cambios en las personas y han rehabilitado a 280 personas en casi tres años.
La rehabilitación de drogadictos, alcohólicos y otros, está basado en 14 lecciones a lo largo de tres meses, donde predomina la oración, búsqueda de Dios, ver películas cristianas, pláticas con el pastor y hacer actividades de cooperación como limpiar fruta, barrer, preparar los alimentos que venden en la calle y vender.
Después de los tres meses, deciden irse o quedarse otro tiempo, dependiendo de lo que a ellos les guste, comentó, algunos desertan en el camino, porque no quieren cambiar, otros vuelven a caer, pero son la minoría.
Para sostener la congregación que tiene su sede en Saltillo, reciben el apoyo de frutería La Hacienda, Banco de Alimentos, de algunas tortillerías, y la empresa Aramark, localmente, indicó, además del ingreso por los “burritos” que venden los internos.
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