Arte
Por Christian García
Publicado el sábado, 18 de febrero del 2017 a las 10:05
Saltillo, Coahuila.- Con una atmósfera fresca, la noche del jueves la Orquesta Filarmónica del Desierto de Coahuila ofreció el segundo concierto de la temporada, el cual fue una muestra de música big band en el que participó también la debutante Big Band Saltillo.
Como si fuera un teatro de la década de los años 40 o 50, el Teatro de la Ciudad Fernando Soler recibió al público dispuesto a relajarse con un concierto de jazz, que fue la propuesta en esta ocasión.
El tema inicial fue un estruendoso sonido de metales: las trompetas y los saxofones abrieron e interesaron a los espectadores con Gonna Fly Now, interpretada por la Big Band Saltillo y dirigida por Martín Delgado.
Luego, cada uno de los músicos de la OFDC ocuparon su lugar para recibir a su director Natanael Espinoza, quien se alistó para ofrecer Song Of India, de Nikolai Rimsky, comenzando así una mezcla de orquesta y swing.
Espinoza aprovechó para dirigirse al público y pedirles que se relajaran, se quitaran el estrés y disfrutaran la participación de Carolina de la Garza, quien deleitó con clásicos del jazz de cámara: Chicago, de Fred Fisher y Embraceable You, de George Gershwin.
Las últimas dos canciones de la primera parte fueron Chattanooga Choo Choo, de Harry Warren, que fue como un viaje en tren en los años 20 de Nueva York, para después regresar a la melancólica noche fría de la ciudad con un triste swing llamado Adiós, de Eric Madriguera.
El intermedio terminó y la orquesta inició con un tema de amor: Moonligth Serenade, nuevamente de Gleen Miller, quien marcó la pauta en la mayoría de las canciones que se presentaron esa noche.
La divertida April In Paris logró transmitir un verano parisino haciendo olvidar el frío que reinaba afuera del recinto.
Carolina de la Garza regresó al micrófono para rendir un homenaje a la grandísima Nina Simone, al interpretar bellamente el Feeling Good en compañía de la Big Band Saltillo.
El siguiente tema fue un deleite para todos con el solo de uno de los violinistas, cuyas cuerdas rasgaba con virtuosismo para ir a posarse al lado del invitado especial de la noche, el guitarrista y excaifán Alejandro Marcovich, con quien haría un dueto que pronto fue un trío de cuerdas al ser acompañados por el sonido de un contrabajo. Al final, aquello terminó en un cuarteto al sumarse la batería en A String of Pearls.
Las últimos temas de la presentación fueron enérgicos, entre ellos In The Mood, que creó un ambiente del Hollywood de películas a blanco y negro.
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