Saltillo, Coahuila.- Algunos lo llaman “don V…” otros le dicen “don Chin…”, nosotros le dejaremos simplemente “don Fregón”. Las redes sociales hablan del personaje como uno solo, pero en realidad son muchos. Son todos aquellos que se apropian de espacios públicos, usándolos en su beneficio propio. Y en Saltillo no hay uno, sino muchos de esos.

Hay quien dice que hay uno en cada colonia o en cada barrio. Quizá tengan razón porque bastó dar un breve recorrido por Saltillo para encontrarlos, a ellos a los “don V…” o a los “don Ch…” que son el dolor de cabeza de sus vecinos y que ninguna autoridad mete en cintura.

Y el que primero se descubre es el jardín de “don V”. Sí, seguramente todos conocerán a un vecino como el de la calle Román Cepeda, entre Ignacio González y Jesús de Valle, colonia Nueva España, que instaló decenas de macetas sobre la banqueta frente a su domicilio.

La familia que ahí vive usa ese diminuto espacio para entrar a la casa, pero los transeúntes no, la mayoría baja al asfalto y rodea el jardín de “don V”, arriesgándose a ser atropellado, porque a alguien se le ocurrió tener montones de macetas al frente de la casa, en vez de en el interior.

Pero si de robarse la banqueta se trata, sin duda el dueño de una casa en la colonia Satélite Sur se lleva el primer lugar. Ahí en la calle Juan García Ponce donde topa la calle Dolores Frías, un vecino decidió ampliar su cochera y por supuesto, también el segundo piso de la casa.

El problema estuvo cuando ya no le quedaba terreno propio hacia dónde ampliar, por eso tomó completita la banqueta frente a su hogar y construyó ahí otro espacio para su familia, aprovechando para tener un poco más de terraza, aunque la gente no tenga banqueta por dónde caminar.

Invasión de espacios públicos, un abuso

Todos aquellos, y que son muchos, que se apropian de espacios públicos, han sido mencionados en redes sociales como “don V…”. Hay quien dice que hay uno en cada colonia o en cada barrio.

Si de robarse la banqueta se trata, hay los que amplían su cochera o la utilizan como jardín, dejando sin paso al transeúnte.

Uno de los que supera a todos los demás, es el dueño de una casa a un lado del arroyo que pasa junto a la calle Angostura, a unos metros de Jesús Nuncio, en plena Zona Centro. Tuvo la mala suerte de tener una casa cuya puerta da al margen de un arroyo, el cual poco a poco se fue consumiendo, desapareciendo pronto el caminito que lo sacaba de su hogar.

Cuando eso pasó, sin solicitar permiso a ninguna autoridad federal, que son quienes regulan los afluentes, puso un puente para atravesar el arroyo. Como nadie le dijo nada, amplió el puente incorporando una placa amplia de cemento sobre el arroyo, para usarla de estacionamiento.

Y como ya de plano tenía ese espacio para uso particular, aunque los arroyos todos sean propiedad de la nación, pues le puso barda y lo comenzaron a usar también como patio delantero, quedándose hasta con una parte de banqueta, y dejando debajo una rendija de menos de dos metros para que siga pasando el agua.