Arte
Por Christian García
Publicado el viernes, 24 de febrero del 2017 a las 10:05
Saltillo, Coahuila.- Las máscaras son un símbolo sobre lo oculto, sobre lo que yace más allá de la superficie, y son a su vez el medio que la artista Ana Rosales utilizó para su exposición Anonymous, que se inauguró la noche del miércoles en el Museo Rubén Herrera y fue presentada por Magda Dávila, coordinadora de Espacios Culturales del Instituto Municipal de Cultura (IMCS).
INSPIRACIÓN NATURAL
La exposición, cuenta con un total de seis piezas creadas desde la nada y las cuales son el resultado de la inspiración y la reflexión que la identidad ofrece, decoran las ventanas del recinto para que los transeúntes puedan verlas desde fuera.
Las seis piezas de la colección toman formas de la naturaleza, desde hojas cuya vida ha terminado, hasta las verdes que coronan los árboles, pasando también por insectos como mariposas y por caracoles marinos: todos con un rostro que nos acerca sensiblemente a ellas.
“Me gusta mucho observar la naturaleza, y quiero que la gente pueda apreciar lo que no se ve a simple vista, como las hojas secas o los insectos, en las formas de la naturaleza, una piedra, un árbol y para mí todo tiene un rostro, esto es lo que intento transmitir”, dijo Rosales en entrevista con Zócalo.
Ana Rosales cuenta con una trayectoria de 20 años, en los cuales ha logrado exponer su trabajo en lugares como Estados Unidos y Europa, y así como ha tenido una evolución profesional, ha experimentado también una evolución como artista.
“Creo que el trabajo del artista con el tiempo se convierte en un trabajo visual, en el cual aprendes a ver más cosas que las que había antes”.
“Así como el cambio en el punto de vista es uno, a lo largo del tiempo también cambian los temas: lo que tú buscas en ese momento es algo que sea tuyo, algo que te guste reflejar y que cada persona vea diferente”, comentó.
ROSTROS NATURALES
El recorrido por las obras comienza con la máscara titulada Hoja Espada, la cual representa un hoja joven, verde, llena de vida, con un rostro fresco; seguida por Hoja Seca, la representación de las hojas otoñales que han sufrido el paso del tiempo y cuya tonalidad es amarilla, terminada, vieja, pero aún hermosa.
La siguiente máscara es Hoja de Fuego, roja, con un rostro carmín que se mezcla con el amarillo en una caprichosa forma que recuerda las llamas, con una enorme vitalidad; mientras que la cuarta máscara es llamada Viejo Mariposa, una obra de tonos azules profundos, como la vejez.
Las últimas dos piezas son Caracola y Hoja Buda; la primera es la representación de una caracola marina cuyos tonos marrones recuerdan la arena de alguna playa; mientras que Hoja Buda es una máscara que transmite paz en su expresión tranquila junto con el color verde suave que la entinta.
“Lo que intento lograr con ellas es ver las formas y las expresiones que la naturaleza le da a los cosas que crea, dependiendo de los lugares de los que vienen. Intento captar todos los matices que tienen, para que las personas las vean de cerca y se emocionen”, finalizó la artista.
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