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La magia Negra en la política de México

Por Agencias

Publicado el sábado, 26 de mayo del 2018 a las 14:17


Muchos mandatarios y dirigentes han recurrido a poderes esotéricos

Ciudad de México.- Espiritistas, brujos, chamanes, santeros, curanderos y hasta videntes habitan en un oscuro cuadrante de la política en México, pero no poco conocido.

Estos personajes, que dominan en el pensamiento mágico, místico, esotérico, metafísico, oculto o sobrenatural que ha prevalecido en la historia de México desde las culturas prehispánicas, son una influencia silenciosa –y a veces determinante– sobre políticos de todas las épocas.

El álbum de estos personajes es extenso y guarda los nombres de presidentes como Francisco I. Madero, Plutarco Elías Calles, Carlos Salinas de Gortari y Enrique Peña Nieto.

También incluye a gobernadores, funcionarios de todos los ámbitos, líderes sindicales y dirigentes de partidos, entre otros.

El experto en este tema es José Gil Olmos, periodista de la revista semanal Proceso, que ha coleccionado historias suficientes para llenar dos volúmenes de su título “Los brujos y el poder”.

Su recorrido comienza en la convulsionada etapa de la Revolución mexicana, allá por 1910, cuando líderes revolucionarios abrazaron el espiritismo, tan de moda entonces, como práctica que influyó en sus decisiones personales y políticas, dice Gil Olmos.

Entre todos los revolucionarios espiritistas de la época –que no fueron pocos–, el más conocido es Francisco I. Madero, el empresario y político que empujó el fin de la dictadura de Porfirio Díaz, llamó a la Revolución el 20 de noviembre de 1910 para defender el ideal democrático traicionado por un fraude electoral, y fue fugaz presidente de México por sólo 15 meses (entre el 6 de noviembre de 1911 y el 19 de febrero de 1913), víctima de una traición que lo llevó al paredón y reavivó la mecha revolucionaria encendida hasta 1920.

De allí en adelante, Olmos hilvana una colección de personajes de todas las épocas de la política mexicana, que han recurrido a la magia, los hechizos, los espíritus, los ritos, los conjuros y la brujería para alejar peligros, atraer la suerte y, sobre todo, proteger su poder o ampliar su puerta de acceso.

Ritos y amuletos

En México la influencia del pensamiento mágico en la clase política ha sido una constate antes y ahora. “Y lo será en el futuro, sobre todo en tiempos de incertidumbre”, afirma Gil Olmos.

Si en el pasado el periodista recopiló historias fantásticas de políticos que apelaron al esoterismo y a fuerzas sobrenaturales para lograr sus metas y despejar el camino de adversarios y enemigos, en el presente la veta parece no agotarse.

Al hablar de políticos que hoy ocupan la escena, Olmos comienza con la ahora ex candidata presidencial independiente, Margarita Zavala. De ella afirma que tenía un vínculo “mágico” con un rebozo que usaba frecuentemente como parte de su atuendo como primera dama, durante el gobierno de su esposo, Felipe Calderón.

“Para ella, de esa prenda provenía su fuerza y su energía porque así se lo dijo un brujo que le presentó la maestra Elba Esther Gordillo”, la entonces poderosa líder del sindicato magisterial, que cayó en desgracia y en la cárcel en el sexenio de Peña Nieto, acusada de corrupción.

Ni sus brujos la salvaron. Y hay que ver que “la maestra” tiene una especial afición por los ritos. En “Los brujos y el poder”, Olmos narra que la sed de poder y afición por las artes ocultas llevaron a Gordillo a Nigeria, donde un gran brujo de vudú practicó con ella un conjuro para protegerla de un poderoso enemigo político, el entonces presidente Ernesto Zedillo. Para llevar a cabo el rito, hubo que matar a un león y bañar con su sangre a Elba Esther.

Al parecer “la maestra” era consejera recurrente de las primeras damas de México, porque Olmos escribe en su libro que también “asesoró” en los temas de embrujos a Marta Sahagún, primero vocera y después segunda esposa del entonces presidente Vicente Fox.

Gil Olmos asegura que ella recurrió a “trabajos de encantamiento” para que Fox se casara con ella y, después, para someterlo a sus ocurrencias. La mezcla incluía pastillas, brebajes y “amarres”, que le sirvieron en sus ansias de poder y su influencia en las decisiones de la Presidencia.

La influencia de Elba Esther Gordillo en Los Pinos acabó con Peña Nieto. Y frente a este nada pudo. Tal vez el presidente tuvo la buena protección de “su bruja en Atlacomulco”, municipio del Estado de México que le da nombre a un grupo de poder político del PRI, todos mexiquenses como el presidente. “Ella le dijo a Peña Nieto que sería el destinado para gobernar”, afirma Olmos.

En el anecdotario de la magia negra en la política no podía falta el ex presidente Carlos Salinas de Gortari, tal vez el personaje político mexicano más controversial aún vivo. Dice Gil Olmos que Salinas recurrió al poder sobrenatural de unos brujos de Haití a quienes contrató para “hacerle brujería” a su antecesor en la Presidencia, Miguel de la Madrid Hurtado, con el propósito de que lo eligiera su “sucesor”.

Eran los tiempos del llamado “dedazo presidencial”, la muy antidemocrática práctica presidencialista mexicana, que otorgaba al mandatario en turno –del PRI– el poder absoluto de elegir al candidato que contendería por su partido –el PRI– y, por lo tanto, que sería el siguiente presidente –del PRI.

El gobernador de las pirámides

A estas alturas del texto seguramente ronda una pregunta: ¿de dónde ha sacado Gil Olmos estas historias?

De sus viajes como reportero por todo el país, dice. “A donde iba me encontraba con este tipo de historias que fui recolectando y luego comprobando con investigación periodística”.

Durante sus trotes periodísticos, por ejemplo, conoció la historia Manuel Cavazos Lerma, entonces gobernador de Tamaulipas, quien creía en el poder de las pirámides. Por eso debajo del sombrero que siempre usaba, llevaba una pequeña pirámide que le ayudaba a concentrar la energía positiva. También había instalado otra pirámide en la camioneta en la que circulaba por Ciudad Victoria y por las comunidades campesinas, escribió Gil Olmos en su libro.

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