Arte
Publicado el miércoles, 26 de julio del 2017 a las 20:25
Saltillo, Coah.- Ah, la escritura. Tantas obras y revoluciones se han hecho gracias a ella, tantos cambios y modificaciones han ocurrido a través del tiempo gracias a su poder. Tantos artistas y creadores se han inspirado al utilizarla, dando vida a poemas, cuentos, novelas.
Es increíble el poder que pueden tener las palabras o las letras si sólo saben cómo acomodarlas.
El Ciempiés y la Araña (Conaculta) Entonces hoy vamos a hablar de un libro del famoso poeta Juan Gelman (confíen en mí, sí tiene algo que ver).
En este libro se narra, con ese estilo característico de Juan Gelman (que era un poeta argentino, pero que vivió durante muchos años en México), una fábula muy sencilla.
La fábula empieza con la frase: “Había una vez un día como cualquier otro día”, y así empieza la historia de cómo una araña esperaba sentada en un bosque, sólo esperando.
Pero cuando nuestra amiga vio que venía un ciempiés, la araña se le acercó con mucho respeto y le cuestionó si le podía hacer una pregunta (con mucha amabilidad, por cierto).
El ciempiés la miró y sintió compasión y lástima por ella, ya que él pensaba que ella debía de sufrir mucho, considerando que tenía 92 patas menos que él. La araña le preguntó: “¿Cómo hace usted para caminar, señor ciempiés? ¿Adelanta primero las 50 patas de la derecha y luego las 50 de la izquierda? ¿O 20 y 20? ¿O 10 y 10? ¿O una y una?”.
El ciempiés no contestó. Hubo un largo silencio, y la araña se fue.
Entonces el ciempiés se puso a pensar cómo caminaba, se podría decir que entró en una especie de crisis de identidad, pues nunca se había preguntado algo así. Él sólo echaba a andar y nada más, ¿cuál problema podía existir en moverse de un sitio a otro?
El ciempiés no caminó nunca más.
Fábula con muchas imágenes
Puede que este relato no tenga tan buen efecto como lo tiene en el libro, pues las ilustraciones son preciosas y nos muestran, con un estilo muy particular, la situación y cómo se desarrollan los acontecimientos. Además le agregan un poco más de vida al texto, que además está escrito como si fuera un largo poema. Se complementan muy bien.
Ahora, siempre hay muchas formas de interpretar las fábulas. Algunas son muy obvias (como las que te ponen en la escuela, perdónenme maestros, pero es verdad), otras son más fascinantes y abiertas a la interpretación, como ésta.
Entonces sólo voy a dejar mi pequeño artículo aquí y ver como cada uno de ustedes entiende esto. ¿Dudas? Pues a leer.
Espero que sea fácil adivinar de qué hablaremos hoy.
Autor: Juan Gelman
Ilustradora: Eleonora Arroyo
Con mucha cordialidad, el ciempiés le dijo que preguntara lo que quisiera.
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