Saltillo, Coahuila.- A veces emprender va más allá de nadar contracorriente, pero Gabriela Casco, quien la semana pasada inició el restaurante La Patrona, se demuestra una y otra vez que ni las contrariedades físicas y menos la desigualdad de género -que aún persisten- pueden detener sus sueños.

Nacida en Puebla, creció en Rosarito, Baja California, donde dio sus primeros pasos profesionales al prepararse en la carrera de administración de empresas. Hija de una saltillense, Gabriela tenía 22 años cuando llegó a esta tierra para colaborar en un hotel. Fue tomando experiencia como directora de ventas y gerente de alimentos y bebidas.

“Siempre tuve ganas de hacer mi propio negocio porque trabajabas para otra gente, le dabas a ganar a otros y pensaba: Pues si yo lo sé hacer, por qué no hacerlo para mí”, recuerda.

Luego fue empleada de Gobierno durante un tiempo y fue en esos días cuando por fin se animó a echar a andar su propio sueño.

Con el apoyo de su hermano, llegaron a operar 15 comedores industriales. En el camino se certificó y obtuvo el Distintivo H y el Distintivo M y en aquel entonces, el ISO 9001-2000. Recientemente aplicó para el ISO 9001-2008.

Ahora cuentan con operaciones en Piedras Negras, Saltillo y Puebla, y hace poco llegaron a Tecate, Baja California. Asimismo, apoyan a empresas para que se certifiquen, pues aunque no son un organismo certificador, guían en el cumplimiento de los requisitos.

“La primera vez que vine a Derramadero me di cuenta de que no había nada más que algunos puestos… oía que la gente se enfermaba”, dice la emprendedora, quien al poco tiempo ya estaba colaborando para Isringhausen y Pemsa. Lamentablemente, un problema de salud muy fuerte la invadió y se tuvo que retirar tres años.

“Estoy retomando otra vez y regresé a Derramadero, y me doy cuenta de que sigue igual y con más empresas… Decidimos tener el servicio completo”, expresa con entusiasmo.

Persiste inequidad de género

Pese a todo lo que Gabriela ha enfrentado a lo largo de este proceso, considera que “lo más difícil ha sido competir con otras empresas que hacen lo mismo pero que son dirigidas por hombres… He tenido problemas serios al grado de pelear el lugar a nivel central; todavía en estos días dudan de la capacidad de las mujeres, nos falta trabajar en este aspecto.

“Las empresas te ven normal y te tratan igual, pero el problema es la misma gente de aquí: te ponen el pie y de todo para que truenes, a veces sí te tumban, pero cuando conoces tu trabajo, sabes cómo levantarte”, enfatiza.

El comienzo

Por casualidad, en un recorrido tomaron una dirección incorrecta y en lugar de venir a Saltillo se toparon con el hotel Pazo de Daro, en el que colgaba el anuncio “Se renta restaurante”. Al día siguiente ya se estaban instalando.

Gabriela señaló que adquirieron la franquicia mexicana La Patrona, la cual manejan otros operadores en otras regiones del país y abarcando otras divisiones, pero en este caso engloban todo lo que de momento exige Derramadero: restaurante a la carta, servicio a domicilio y comedor industrial.

“Yo los atiendo personalmente, estoy al pendiente del servicio que les damos, porque eso es lo que quiero… Creo que en Saltillo debemos prepararnos más para el servicio al cliente, tenemos lugares muy buenos, pero falta ese concepto, el saber que vivimos del cliente, por eso ando para arriba y para abajo”, recalca.

De esta forma, Gabriela atiende actualmente los tres comedores industriales, donde se ofrecen hasta 700 comidas diarias, y La Patrona, que con una semana arrancó más fuerte con el servicio a domicilio.

El equipo se conforma por la gente de producción, servicio médico, un laboratorio que cada mes hace análisis de alimentos y al personal, el chef y la administración, a cargo de la propia empresaria.

En este sector del sur de la ciudad hay empresas que no cuentan con comedores, por lo que La Patrona les acerca principalmente antojitos mexicanos: flautas, tacos, tortas, entre otros.

“Vimos que los costos que se manejaban acá estaban muy altos en relación con los sueldos que se están manejando… no sólo es servicio y calidad, sino un buen precio”, explica.