Monclova, Coah.- La pobreza y la discapacidad pueden desanimar a cualquiera, pero hay personas que a pesar de haber nacido en estas circunstancias son de alma fuerte y corazón alegre, tanto, que ninguna de estas dos cosas las desanima para seguir adelante.

Es el caso de Blanca Estela Heredia López de 58 años, vecina de la colonia Diana Laura de Ciudad Frontera, quien a pesar de su discapacidad, que nunca en su vida le ha permitido caminar, sino que tiene qué arrastrarse, todos los días llega a Monclova para pedir ayuda afuera de un banco en la esquina de Hidalgo y Allende en la Zona Centro.

Esta mujer que el próximo 26 de junio cumple 59 años, a pesar de su discapacidad anhela ser bailarina lo cual no ha hecho porque primero quiere tener una bocina con una memoria con mucha música como cumbias y huapangos, para tener más ritmos qué bailar.

ES SU TRABAJO

“Yo vengo a pedir todos los días aquí en el banco, a eso me dedico a pedir limosna, porque no me quieren dar trabajo en ninguna parte por la pata y la columna que no me sirven para nada, pero yo les digo que las manos las tengo buenas, puedo barrer, trapear, lavar trastes hasta para hacer de comer”, dijo.

“Yo nunca he trabajado y es lo que yo quiero para ayudarme con algo, necesito para comer pero no me dan trabajo en ninguna parte, aquí sufro porque a pesar que me ven como estoy no tienen compasión de mi, uno que otro me da pero no todos me dan”, dijo.

Blanca Heredia es huérfana desde los 12 años, cuando su mamá falleció y ella no tuvo más que dedicarse a pedir limosna para vivir.

“Yo tenía 14 años cuando comencé a pedir en la planta, en Torres Mexicanas, en Fumosa y en la Sierrita y después como pusieron cajero ya no fui y empecé a venir acá, tenía 45 años cuando empecé a venir aquí, ahorita tengo 58 voy para 59”, dijo.

“Has de cuenta como si tuviera muchos años trabajando, ya estoy cansada, me canso mucho de la cintura, la gente no me da muy bien, uno que otro me dan a pesar de como me ven no me ayudan, yo no digo nada; nada más lo que me quieran dar”, comentó Blanca quien para no estar sola en la vida, se junto con ella un hombre que aclara no es su pareja.

“Él no pide dinero, él trabaja, camina, tiene sus buenas piernas, pero está enfermo, tiene cáncer y así se va a trabajar; yo lo recogí pero le dije que no iba a ser su pareja, ahorita va para 60 años, ya tengo buen rato que lo recogí el día 13 de agosto cumplimos 7 años que lo recogí”, expresó.

DIFÍCIL MOVILIDAD

“Yo nunca he caminado, siempre me he arrastrado, la silla no se dobla, la dejo en el negocio donde está la parada del transporte y me la guardan los del camión de la Aviación, ya me conocen, esperan a que me suba y allá en la colonia en la carretera tengo otra silla de ruedas, ahí la amarro con una cadena en la mera banqueta, es en la que me voy a la casa que está a una cuadra”, dijo.

“De la casa salgo a las 6 de la mañana y llego aquí a las 7 y de aquí me voy temprano, cuando hay mucha gente me espero a las cuatro, a veces saco 100 pesos a veces 300 por día”, platicó.

“Yo necesito dinero para comer aunque sinceramente tengo apartadas unas arracadas de oro grandes que cuestan 3 mil pesos, ya aboné, me faltan mil 600 pesos para que me las puedan dar, yo las quiero porque me gustan mucho nunca he tenido unas arracadas, ni una esclava, ni anillos de oro”, dijo.

QUIERE SER BAILARINA

“Esas arracadas me las voy a regalar yo misma, ya estoy empeñada que tengo qué juntar ese dinero ¿porqué cree que quiero trabajar de bailarina? quiero trabajar de bailarina, quiero poner un anuncio que diga: lo que sienta su corazón regálele una moneda a esta discapacitada, que a eso me dedico”, señaló.

“A eso quiero dedicarme de perdido trabajar de bailarina, no lo he hecho porque quiero conseguir una bocina con memoria para que toque muchas cumbias y huapangos, para según el ritmo hacer los pasos y ahí les bailo en la plaza así como sea, sencilla, nomás lo que soy, nada más quiero bailar, trabajar de bailarina quiero dedicarme a eso”, dijo.

“Una vez que vine traía mis instrumentos y uno de los muchachos me dijo ¿a ver qué trae? Le dije cencerro y pandero y de pilón bailo, y me dijo ¿A poco, en serio? Le dije ¿quiere que se lo compruebe?, póngame la música y en el carro me la puso y empecé a bailar y empece a toque y toque, 200 pesos me dio el señor pero eso hace mucho y quiero volverlo a hacer, eso es lo que me gusta”, finalizó la mujer.