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Agencias
Publicado el domingo, 15 de noviembre del 2009 a las 16:10
México, DF. (Proceso).- José Gil Olmos narra en su nuevo libro, ‘Los Brujos del Poder 2’, anécdotas acerca de poderosos políticos que se ayudan de la magia para conseguir lo que quieren.
Salinas y el vudú De Salinas de Gortari se han ido conociendo muchas historias de lo que hizo en su gobierno, e incluso después, como su participación en el complot de Carlos Ahumada, a quien le compró los videos de René Bejarano para utilizarlos después contra las aspiraciones presidenciales de Andrés Manuel López Obrador. Pero de su pasado político no hay registro de muchas cosas que hizo para llegar al poder. Una de esas cosas es su afición por el esoterismo y el empleo de brujos caribeños para influir en la política palaciega de Los Pinos en tiempos de José López Portillo.
Se trata de una historia increíble si tomamos en cuenta la preparación académica e intelectual de Salinas de Gortari, el presidente más joven y culto que ha tenido el país en los últimos años. Es una historia de esoterismo poco conocida que ocurrió en el periodo que gobernó José López Portillo, durante el cual Carlos Salinas de Gortari contrató a unos brujos del Caribe especializados en el vudú, para influir en la sucesión presidencial de 1982 y propiciar que el dedo presidencial se inclinara hacia Miguel de la Madrid, lo que le favorecería para abonar el camino de su propio proyecto.
Poder, cueste lo que cueste Muñoz Ledo reveló que desde la época de López Portillo fue testigo de esta vinculación entre política y esoterismo, pues la familia del entonces presidente era afecta al vudú, al chamanismo, a la telepatía y a la metapsicosis, que en el hinduismo es la creencia en la reencarnación en diferentes cuerpos, de distintas especies del reino animal, que dependería del karma acumulado en la vida inmediatamente anterior.
“Yo conocí a gente cercana a mí, pero proveniente de otras culturas, que creía ciegamente en las maldiciones, en los alfileres del vudú, en las limpias, etcétera. En la época de López Portillo era conocido que había dos vertientes distintas del esoterismo. Una fue muy conocida y tuvo que ver con mi salida de la Secretaría de Educación, aunque no fue la única razón.
La ‘voluntad ocupada’ “Fueron varias las tácticas por las cuales operaron, y aquí uso una expresión que López Portillo empleó una vez que me mandó a llamar cuando yo estaba en Nueva York. Un día me dijo, cuando ya era candidato De la Madrid: ‘Licenciado, ¿qué está pasando con Miguel? Está haciendo todo lo contrario de lo que yo creía’. Le dije que así ocurría en las elecciones presidenciales.
“El presidente López Portillo replicó textualmente: ‘¡No! ¡Le ocuparon la voluntad, le ocuparon la voluntad el Calvito y el Francés!’. Le pregunté qué quería decir con que ‘le ocuparon la voluntad’. ‘¡Hace lo que ellos dicen!’, me dijo.
La chamana del Peje Una vez que terminó el evento en ese municipio porteño, acompañado por sus guardias del Estado Mayor Presidencial, que no lo dejaban un solo momento a pesar de su rechazo inicial, así como por los reporteros de radio, televisión, periódicos y revistas que habían sido asignados para cubrir su campaña, el tabasqueño tomó la carretera que va hacia Coatzacoalcos y se detuvo en el poblado Díaz de Covarrubias, donde le advirtieron que traía encima las “malas vibras” de los poderosos.
“¡Existe una burda guerra contra usted, mi Peje”, le advirtieron públicamente, según la crónica de ese día hecha por el reportero de “La Jornada” Roberto Garduño.
En Catemaco, mientras tanto, varios brujos ya se organizaban para darle la bienvenida al perredista. Isabel Aguirre, mejor conocida como Chabelita, hija del mítico Gonzalo Aguirre, a quien todos identifican como el primer brujo mayor de Catemaco, preparaba la loción, curada con hierbas especiales, que desde hacía tiempo le venía preparando al ex jefe del Gobierno capitalino, a quien había conocido a través de su hijo Luis Sánchez Aguirre, que más de una vez pretendió la Alcaldía.
Carlos Salinas de Gortari fue uno de los presidentes más ambiciosos de poder que ha tenido México en los últimos años. Desde Porfirio Díaz y Plutarco Elías Calles quizá el país no había tenido un mandatario con tantas ansias de poder como Salinas, quien a pesar de que dejó la Presidencia en 1994, con un país más empobrecido, con una enorme estela de corrupción y con escándalos políticos derivados de los asesinatos de Luis Donaldo Colosio y de su cuñado José Francisco Ruiz Massieu, sigue influyendo en la política nacional de manera vigorosa.
Porfirio Muñoz Ledo se define a sí mismo como una “voz biográfica” del poder; asegura haber sido confidente de varios presidentes de la República, de quienes, dice, escuchó historias increíbles como la de la aplicación del vudú por parte de Carlos Salinas de Gortari, en contubernio con su amigo francés Joseph Marie Córdoba Montoya.
“Hay una cosa que quiero decir, pero que se tiene que investigar. Dícese que una vez –de manera indirecta lo reconoció mucho tiempo después de dejar la Presidencia José López Portillo– los asesores de Miguel de la Madrid, que él llamaba el Calvito y el Francés, es decir, Carlos Salinas y José Córdoba Montoya, convencieron a De la Madrid de que manejara los elementos esotéricos de José López Portillo.
Ese caluroso día, antes de llegar a Catemaco, donde ya lo esperaban cientos de seguidores y varios de los brujos famosos de la región, el candidato de la coalición Por el Bien de Todos había pasado por Boca del Río, donde comenzaron los actos multitudinarios que le abrían las esperanzas de ganar las elecciones del 2 de julio de ese año.
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