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Por Aeropuerto
Publicado el domingo, 18 de junio del 2017 a las 09:00
Piedras Negras, Coah.- Hasta los últimos días de su vida, la preocupación mayor del padre Carlos Aguilera fueron los niños, en especial los que ahora se encuentran en la “Casa Hogar de Nazareth” para niños y niñas.
Su preocupación por los niños abandonados nació en sus años de seminarista, cuando estudiaba en Guadalajara. El grito de un niño que limpiaba vidrios para poder comer y que fue atropellado por un tráiler lo marcó para siempre y engendró en su alma el deseo de ayudar a todos los niños que se quedaran solitos.
Carlos Aguilera se ordenó sacerdote en 1963 y su primer destino en Piedras Negras fue el ahora Santuario de Guadalupe. Años después fue enviado a la parroquia del Sagrado Corazón de Villa de Fuente.
En aquellos años, Piedras Negras estaba infestado de niños que en las esquinas limpiaban vidrios o hacían malabares y verlos en las calles le recordaba la muerte del niño de sus años de estudiante de filosofía.
En Piedras Negras su labor en favor de los niños empezó con cuatro infantes que fueron descubiertos por una persona que los vio comer de un bote de basura. Apenas recibió la llamada y fue a recogerlos, de inmediato buscó a una catequista de nombre Azucena Valadez para que los cuidara.
Aquellos cuatro niños crecieron y salieron del orfanato, pero regresaron al conocer que el padre Carlos había sido diagnosticado con cáncer y siguieron en contacto para conocer de su estado de salud.
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