Arte
Por La Jornada
Publicado el miércoles, 22 de febrero del 2017 a las 04:58
Ciudad de México.- El monstruo del cáncer alcanzó a una excelsa artista mexicana: Mili Bermejo, jazzista mexicana de academia egresada del Berkleey College of Music de Boston, que adquirió el don musical desde la leche materna: su progenitora, doña Luz, era una importante cantante argentina de tangos y folclor, y su padre, Guillermo, es el fundador del trío Calavera.
Modesto López de Ediciones Pentagrama, informó que la también cantante Margie, hermana de Mili, había dejado de respirar en Boston, donde vivía desde hace muchos años.
Mili y su pareja musical y sentimental, el contrabajista Dan Greenspan, habían encontrado parte esencial del jazz: “la democracia” musical.
Decía que este género musical “es un lenguaje democrático. Tiene que serlo para que haya comunicación, porque de hecho se basa en la interacción, en esa que se da en vivo, en todo lo que ya dejaste en el estudio y se vuelve libertad creativa en el escenario. Cuando hay grupos que mantengan esa posición de balance, entonces la música será excepcional. Hay líderes que no dejan a sus músicos que toquen, hay muchos de ellos y no los menciono. A mí me gusta encontrar el sentido de la música en sí, no le doy el solo a alguien así nada más, porque la música llama a alguna canción para que tenga un solo. Se trata de que cada canción sea una vehículo, una historia, una narración…” contó en una ocasión Mili a La Jornada.
Mili era maestra de canto e improvización en Berkleey. Escuchó desde niña a importantes músicos en su casa. Fue amadrinada por Chabuca Granda. Su mentor era Juan José Calatayud. No obstante, un “fuego interno la animó a marcharse” para estudiar su pasión: la música.
Mientras estudiaba limpiaba baños, comentó reveló Mili.
“Estaba muy pobre y tenía que hacer cualquier cosa”, comentaba.
¿Qué tanto ayuda lo académico para ejecutar la improvización? Se le cuestionó una vez.
“Es esencial, sin lo académico yo estaría cantando lo mismo que hace 20 años. Lo académico me dio flexibilidad, el lenguaje. Además necesitas saberlo, porque te desarrollas en un ambiente en el que los músicos lo saben, si no, no eres músico, eres una cantante más. Ahora la secuela es componer”, aseguraba.
Mili comentaba que el jazz “es una música provocadora, requiere pensar. La música que la gente escucha en general es una masa comercial que no provoca nada y que duerme. Pero cuando la gente no tiene prejuicios y no sabe de jazz y te escucha, lo hace con el corazón abierto”.
A decir del propio Modesto López, “se fue una gran mujer, luchona, emprendedora, cantora de las buenas y consecuentes, siempre llevando en sus andares alegría y amor por la vida. La distancia de tu despedida no quita que este contigo, aquí estarás siempre en este Pentagrama que apoyaste y enriqueciste con tu canto; pero más que nada, tu sonrisa pícara y confabularia me acompañará hasta alcanzarte”.
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