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No todo fue solemnidad

Por Rosalío González

Publicado el jueves, 20 de abril del 2017 a las 08:03


El evento no fue del todo serio, también tuvo sus momentos que arrancaron más de una carcajada.

Saltillo, Coahuila.- El debate comenzó cuando la única candidata a la Gubernatura le reclamó a sus seis compañeros varones que ellos “nunca han sido madres (ni lo serán)”, entonces el público, que no era mucho –pues 30% de las butacas se quedó vacíó– soltó una risa burlona que de no haber sido por el regaño de la presentadora se hubiera convertido en carcajada. “¿Qué les dije? Nada de ruidos”, espetó Ana María Salazar.

El evento prometía ser pintoresco y hasta con humor. Mary Telma no fue la única que abonó a la risa, también lo hizo Armando Guadiana Tijerina cuando rebautizó a los candidatos del PRI y del PAN como “Riquelme Relojes” y “Memoches”, siguiendo el ejemplo de la moderadora, quien le cambió el nombre a Mary Telma por Mery Telma.

Realmente el encuentro ya tenía su historia. Desde en la mañana el Instituto Electoral había informado que iba a reunir a los candidatos unos minutos antes del debate en una sala del Museo del Desierto. Los candidatos llegaron a diferentes horas y cada uno con sus dos asesores permitidos. Dicen los que estuvieron presentes que no se saludaron todos y que quienes lo hicieron fue de una manera muy pobre, un escueto “buenas tardes”.

Las camionetas de los abanderados llegaron a partir de las 18:00 horas y el último en hacerlo fue el priista Miguel Riquelme, quien llegó rozando la hora para salir al escenario.

El debate se retrasó menos de 10 minutos y los presentes comenzaron a chiflar como quien desespera por ver el espectáculo de su preferencia. Esa impaciencia obligó a que los candidatos se formaran rápidamente: Riquelme, Anaya, Guerrero, José Ángel, Mary Telma, Lucho Salinas y Guadiana, y a un costado de ellos la periodista Ana María Salazar, a quien con un contrato de 110 mil pesos de por medio trajo el IEC desde la Ciudad de México para moderar el encuentro.

“La expectativa nacional de este debate es por la cantidad de candidatos: son siete”, dijo la periodista sorprendida porque evidentemente no sabía lo que venía.

El estimable público

Si el PRI no contestó, el PAN llevó a toda la plana al Museo: Esther Quintana, quien vestía de azul, abrazaba y se dejaba abrazar por sus compañeros de partido, por Ricardo Anaya, el presidente nacional del blanquiazul y Bernardo González, quien desde ayer salió a repeler la denuncia priista.

Afuera del museo, antes, durante y después del debate estuvieron las “barras” o porras de los partidos y candidatos. En un momento de tensión y faltando 15 minutos para el inicio del evento, los panistas y los priistas estuvieron a punto de enfrascarse en un desencuentro a golpes.

“Era mucha gente y sí me dio miedo porque estaban en la entrada del museo y no dejaban pasar los carros”, dijo una joven que estuvo en el conato de riña.

Mientras, adentro del museo, muchos comenzaban, a bostezar. Había alumnos de preparatoria que como tarea de Semana Santa tuvieron que asistir al debate y sacar conclusiones del mismo.

“La neta no le entiendo nada. ¿Por qué se ríen de los relojes?”, preguntó a susurros una estudiante que no leyó el reportaje sobre los relojes que usa el abanderado del PRI.

Ataques

Ya acomodados los candidatos sonreían desde sus atriles. Armando Guadiana pidió que le pusieran un banquito para hacerlo ver más alto y alcanzar mejor los micrófonos que, por cierto, no dejó de jugar con ellos durante todo el encuentro. Les quitaba la esponja y se las volvía a poner.

En los hechos, el debate dejó acusaciones y dos batallas definidas: una protagonizada por Riquelme, Anaya y Guadiana, y otra por Mary Telma y Guadiana, quienes no se pueden perdonar ser ambos candidatos de izquierda, aunque la perredista dice que “Guadiana no es de izquierda. Él es un millonario nada más”.

El candidato más atacado fue Miguel Riquelme. Contra él abrieron fuego 30 veces, seguido por Guillermo Anaya, a quien aludieron en 20 ocasiones, y después a Armando Guadiana, mencionado en cinco intervenciones. Pero no solamente fueron los más “golpeados”, también fueron quienes más “golpearon”: Riquelme atacó 10 veces, siete de ellas contra Anaya; Guillermo hizo lo propio nueve veces, siete de ellas contra Riquelme. Fue Guadiana quien se llevó la medalla “disparando” 20 ocasiones principalmente contra el panista y el priista.

Los ausentes

En el debate además de los presentes hubo fantasmas. Gente que no fue pero que la mencionaron hasta en más de una ocasión: Humberto Moreira, Elba Esther Gordillo, Carlos Moreira, Jorge Verástegui, Homero Ramos Gloria y Rubén Moreira.

“Tú, Riquelme, eres la tapadera de tus patrones, los Moreira”, le dijo Anaya al gallo priista.

Pero no sólo fue debate de personalidades sino también de “inexplicables fortunas”: los relojes y la casa de Riquelme, la mansión y ranchos de Anaya, las empresas mineras de Guadiana, y, claro, de cifras cruzadas.

“Yo, en Torreón, di empleos”, dijo Riquelme. “Yo, en Torreón, no dejé deuda”, contestó Anaya. “Yo, en Torreón, luché contra el crimen”, replicó José Ángel, pues los tres fueron alcaldes de la segunda ciudad más importante del estado.

Cuando se trató de prometer se fueron parejo. “Con todo lo que Riquelme y Anaya han prometido para salud ya se acabaron todo el presupuesto del estado”, dijo Guerrero, quien al haber sido secretario de Finanzas de la entidad se tomó las cosas con más calma. “No les va a alcanzar el presupuesto para tantas promesas”.

Cuando terminó el debate, después de que cada candidato hablara durante 18 minutos divididos en intervenciones de tres y dos minutos, los candidatos se quedaron mirando hacia enfrente, al vacío, seguramente pensando en cómo les había ido. Riquelme sacó de la bolsa del saco una pastilla de dulce y se la metió a la boca para pasar el trago amargo.

Cuando bajaron del templete, los candidatos de la Alianza Ciudadana, Guillermo Anaya, y el independiente, Javier Guerrero, se saludaron, se abrazaron frente a todos. No es la primera vez que lo hacen. Dos semanas antes lo hicieron en la Ruta Recreativa de Saltillo, en un domingo en que se encontraron haciendo campaña. Además de ellos nadie más se saludó. Todos se declararon ganadores y se dejaron querer por quienes los acompañaron.

Los numerosos fallos

Minutos de retraso, una larga explicación sobre la mecánica del debate no justificada, pobre audiencia, interrupciones de la transmisión y un fallido hashtag superado por troles políticos, fue el saldo que dejó el primer debate organizado por el Instituto Electoral de Coahuila en el Museo del Desierto de Saltillo.

La participación de siete candidatos a la Gubernatura atrajo desde el principio la atención de la conductora Ana María Salazar, quien a pesar de recibir un pago de más de 100 mil pesos por ser la moderadora en el debate, no pudo evitar tropiezos y omisiones que hicieron notar los propios participantes.

Aunque eso sí, fue también pieza clave para que la producción del debate cumpliera con los lineamientos del Instituto Electoral, esto en cuanto a los encuadres para que las cámaras pudieran enfocar el tiempo suficiente las láminas que utilizaron los candidatos para mostrar sus puntos de vista.

Por parte de la producción se descuidaron detalles como las láminas con las que se ilustraron las tres únicas preguntas realizadas durante el debate, ya que estas presentaban errores de puntuación y de ortografía.

Pese a la promoción en redes sociales, el hashtag #EleccionesCoahuila2017 no alcanzó a ubicarse como tendencia, dando paso a las hordas virtuales del PRI que en cambio, colocaron #RiquelmeGanóelDebate, #MenosPolíticaMásCarácter, además de #LlegóElMomenro del PAN y #GuerreroGobernador del candidato independiente.

Con el retraso de más de 50 minutos entre el inicio de la transmisión y el tiempo en explicar las reglas del juego el debate, este alcanzó casi las tres horas de duración, hecho que no permitió que los candidatos remataran sus intervenciones ya que tras la advertencia auditiva de que les restaban 10 segundos para hablar, simplemente eran sacados de la transmisión.

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