Saltillo, Coahuila.- El Teatro García Carrillo se convirtió en un castillo medieval gracias a la presentación de Gerardo Sánchez Magallanes, quien con su guitarra interpretó cuatro composiciones del guitarrista clásico ruso Nikita Koshin.

La pequeña sala del teatro se llenó del sonido que manaba del instrumento gracias a las manos de Sánchez, cuya primera pieza fue Preludio y Vals; una melodía suave donde las cuerdas se rasgaban lento por las manos del músico.

La segunda obra, Avalon, remitió a la mítica isla donde el rey Arturo tuvo su última morada: pieza melancólica, pero enérgica que recordaba con la delicada mezcla de notas el otoño de la vida del rey inglés, pues los dedos del guitarrista recorrían rápido y preciso el cuello de madera causando el sonido que llegaba a los escuchas.

El Sueño de Merlín, en cambio, transportó a la audiencia al reino onírico, en donde el mago, a través de la melodía, mostró el poder de encantamiento que posee la música.

En cambio, el Usher Vals, la última de las composiciones que interpretó Sánchez, regresó al público, que se dio cita la tarde del miércoles, al terreno de la realidad con una música sincera en donde destacó la rapidez de las notas cortas que lograba al pasar las yemas de los dedos por las cuerdas.