Piedras Negras, Coah.- Por múltiples factores, talentos notables de la música emigran para perfeccionar sus estudios e iniciar una carrera fuera de México, en ocasiones permaneciendo definitivamente fuera.

Unos pocos regresan, como el pianista Alejandro Vela, originario de Piedras Negras, quien tuvo su segunda presentación en la Ciudad la noche del miércoles en el Aula Magna, en el marco del Festival Alfonsino 2017 de la UANL.

Si bien el concierto inició con una hora de retraso, por un evento previo de la Sociedad Nuevoleonesa de Historia, Geografía y Estadística realizado en el mismo escenario, los asistentes que ocuparon la parte baja del recinto, afirmarán que valió la pena la espera.

El mexicano abrió con la sonata 14, Op. 27, No. 2 de Beethoven, conocida como “Claro de Luna”.

Vela reveló, desde los primeros acordes, una facultad comunicativa muy particular para ahondar en esa introspección contemplativa del primer movimiento.

Si bien, en opinión particular, en el tercer movimiento la articulación pudo ser mejor para enunciar más claramente ciertos pasajes, esto resultó peccata minuta para lo que dejó escuchar después.

Continuó con cuatro selecciones del cubano Ernesto Lecuona, destacando en “Gitanerías” y “La Malagueña”, acentuando el carácter rítmico en la primera y el aire dancístico de la segunda.

Habría de deslumbrar luego con la fiereza y energía que demanda la música de Alberto Ginastera a través de sus “Danzas Argentinas” Op. 2.

Luego vendría un momento de remanso con el “Intermezzo” No. 2 del mexicano Manuel M. Ponce, para retomar nuevamente el aire virtuoso con el Estudio de Concierto No. 3, del mismo autor.

La parte no clásica se tuvo con unas muy notables trascripciones de canciones de la banda inglesa Radiohead.

El público brindó una cálida ovación que le hizo regresar para brindar un par de encores: “Libertango”, de Piazzolla, y el Estudio Tableaux Op. 39, No 5, de Rachmaninov, con el que se ganó la ovación de pie.