Ciudad de México.- ‘Gendarmes, abusan y violan los derechos de los ciudadanos’, ese era el título de la nota que publicó Martín Méndez Pineda en el diario ‘Novedades’, de Acapulco, el 24 de febrero de 2016. El joven reportero de 26 años nunca imaginó que un mes más tarde seis hombres irrumpirían en su domicilio -en el estado mexicano de Guerrero- y amenazarían con matarlo mientras le apuntaban con una pistola en la cabeza.

Méndez no esperó un día más después de aquel suceso y huyó. Su destino: la ciudad de Tijuana, en Baja California, a más de 3.000 kilómetros del puerto guerrerense de Acapulco. Sin embargo, el hostigamiento continuó. Las llamadas constantes a su teléfono móvil y las amenazas siguieron durante semanas e incluso meses.

El pasado 5 de febrero, Martín cruzó la frontera con EE.UU. para huir del amedrentamiento y las advertencias de muerte que había recibido constantemente, presentó sus documentos necesarios para pedir asilo en el vecino país del norte y acreditó diversas pruebas –entre ellas, el examen de miedo creíble (‘credible fear interview’)– ante el Servicio de Control de Inmigración de EE.UU. (ICE, por sus siglas en inglés). Pero el proceso de asilo dio un giro inesperado.

Las autoridades estadounidenses argumentaron que Méndez no tenía “lazos comunitarios sólidos” y temían que el reportero huyera cuando fuera liberado para continuar con dicho proceso. Actualmente, Martín lleva más de 70 días en la ciudad de El Paso, Texas, en un centro de control migratorio sin certeza jurídica y con un profundo miedo: regresar a México, una región donde al menos 103 periodistas han sido asesinados desde el año 2000.

Defensa legal

Diferentes organismos en defensa de la libertad de expresión como Reporteros Sin Fronteras y Mexicanos en el Exilo acogieron este caso y se mostraron preocupados por la violación sistemática de los derechos humanos de Martín Méndez, así como por la falta de respeto a la dignidad de periodistas que piden protección en EE.UU., ya que en México hacen falta garantías que salvaguarden la actividad informativa.

“He vivido discriminación, abusos y humillaciones desde el primer día de haber ingresado a El Paso y a las Instalaciones de Detención de West Texas, ubicada en la ciudad de Sierra Blanca, en Texas”, asegura Martín en una carta enviada a RT en Español.

En esta misiva, el reportero asegura que el lugar donde estuvo recluido por una semana “es conocido por los internos como ‘el gallinero’, ya que se asemeja a un establo para ganado y está diseñado para casi 60 personas, pero son sobrepobladas con más de 90 a 100 individuos expuestos a todo tipo de enfermedades, y no reciben la atención medica correspondiente”, comenta.

Después de permanecer una semana en ‘West Texas’, Martín fue trasladado al Centro Correccional del Condado de Cibola, en la ciudad de Milan, en Nuevo México. “Amarrado con cadenas y luego de 26 horas de camino, fuimos llevados a otro sitio de hacinamiento”, narra Martín a RT en su carta fechada el 13 de abril de este año.

“En ‘Cibola’ estuve un mes y ocho días, hasta que nuevamente me sacaron para ser trasladado a otra centro de detención, el mismo procedimiento de traslado con cadenas atadas a pies, manos y pecho, solo que en esta ocasión si nos proporcionaron agua y comida: un sándwich, una manzana y un poco de agua durante las próximas 15 horas de camino”, dice Méndez.

Y agrega: “Llegamos al Centro de Procesamiento de El Paso, en el cual me encuentro actualmente, donde nos aseguraron (a mí y a un centenar de hispanos) que en un par de días nos darían respuesta o la libertad definitiva, pero hasta el momento no ha sucedido ninguna de las dos. Ya tengo un mes en este lugar y las esperanzas de salir aún siguen vigentes”, finaliza en su misiva (Actualidad RT).

José Luis Montenegro