Telemundo | Ohio, EU.- A casi diez meses de la masacre de ocho miembros de una familia en Ohio, las autoridades no han esclarecido el hecho y creen que los posibles testigos no hablan por temor a represalias.

Este sangriento hecho que aún mantiene en vilo a los investigadores y al pueblo.

Todo ocurrió el 22 de abril de 2016 en Piketon, una pequeña comunidad rural de 2 mil habitantes en Ohio, ubicada a unos 140 kilómetros al este de Cincinnati.

Las autoridades del estado de Ohio se negaron a hacer públicos los informes de las autopsias de las ocho víctimas ya que consideran que podría poner en peligro el desarrollo de las investigaciones, aunque a fines de septiembre, divulgaron resultados parciales que arrojaron lo siguiente: todas las víctimas tenían las manos cubiertas por bolsas de plástico, excepto una, Hannah Gilley, según el canal WCPO Cinncinati en su página web.

El diario Columbus Dispatch presentó una denuncia ante la Corte Suprema de Justicia de Ohio contra la oficina forense del condado de Pike porque, a su juicio, se niega a hacer público los reportes de las autopsias, que fueron reclamados por el diario.

No se sabe si las bolsas en las manos fueron puestas por los investigadores o si quien cometió los asesinatos lo hizo para evitar que dejaran muestras de ADN.

Según reportó en su momento NBC News, y en base a una confirmación desde la oficina del fiscal, los investigadores hallaron jaulas de gallos de riña en una de las propiedades donde ocurrieron los homicidios.

‘Lo que vi allí fueron pollos, que serían gallos de riña’, dijo el procurador Mike Dewine a uno de los programas de radio local durante una reciente transmisión donde se hablaba de la masacre. Cuando el conductor le repregunta al fiscal para que confirme, la respuesta fue: ‘yeah, eran gallos’, según informó NBC News.

Otro giro en la investigación tuvo que ver con el hallazgo de cultivos de marihuana en tres de las propiedades donde ocurrieron los homicidios, tal como lo confirmaron las propias autoridades a NBC News. Si bien se pensó en principio que habría algún cártel de la droga involucrado en el sangriento hecho, ahora se cree que pudo haber sido gente de la zona o hasta del mismo pueblo la que cometió el múltiple homicidio, según dijo el alguacil Charles Reader en una entrevista con WCPO de Cincinnati, Ohio.

Si bien los hallazgos fueron añadidos al trabajo de investigación para dar con el sospechoso o sospechosos y lograr un esclarecimiento del caso, las autoridades no indicaron si los cultivos con marihuana tenían relación con las muertes. Existe una recompensa de 10 mil dólares para quien ofrezca información que derive en uno o varios arrestos.

Las autoridades aún quieren saber quién y por qué mató a las víctimas; siete adultos y un adolescente. Los cadáveres fueron encontrados el viernes 22 de abril en cuatro casas móviles en Piketon, a unos 140 kilómetros (90 millas) al este de Cincinnati. Los investigadores creen que el temor a represalias silencia a quienes puedan saber algo o quienes hayan sido testigos de la masacre.

Kayla Hay dijo que conoció a una de las víctimas, Dana Rhoden, de 37 años, cuando ambas trabajaban como asistentes de enfermería en un asilo. Dijo que estaba pasmada y triste de enterarse que Rhoden estaba entre las personas asesinadas.

Dana Rhoden y su hijo, Christopher Rhoden.

“Jamás la escuché decir que tuviera miedo o le preocupara algo malo que le estuviera sucediendo”, declaró Hay, quien describió a Rhoden como una persona extrovertida y amistosa.

Todas las víctimas eran integrantes de la familia Rhoden. Fueron identificadas como Christopher Rhoden (padre), de 40 años; su hijo Christopher Rhoden, de 16; Kenneth Rhoden, de 44; Gary Rhoden, de 38; Clarence “Frankie” Rhoden, de 20; Hannah Gilley, también de 20, y Hanna Rhoden, de 19.

Hanna Rhoden, de 19 años, y Clarence ‘Frankie’ Rhoden, de 21, también fueron asesinado.

Al parecer algunos de los miembros de la familia fueron asesinados mientras dormían, como Hanna Rhoden, quien estaba en cama con su recién nacido al lado, dijeron las autoridades.

El bebé tiene cuatro o cinco días de nacido, según las autoridades.

El recién nacido, el bebé de seis meses de Hannah Gilley y otro niño pequeño, no sufrieron daño.

Hannah y Frankie con sus hijos, un bebé de seis meses y otro niño pequeño.

Las autoridades dijeron que ninguna de las heridas parecía autoinfligida. La búsqueda del homicida o los homicidas continúa, en tanto que los investigadores dijeron que habían entrevistado a numerosas personas.

El pastor Phil Burton, de la iglesia Union Hill, sumó su desconcierto a lo ocurrido: ‘esta comunidad está destrozada. Me pregunto ¿cómo es que algo así nos haya pasado?’

Mientras tanto, sigue la cacería para dar con el responsable o responsables de los múltiples asesinatos. Todo el sur de Ohio y los estados aledaños siguen en alerta.