Por: El Pasajero Oscuro

Algunas personas pueden revelar tener un carácter maligno pero en ocasiones también los lugares pueden revelar este aspecto. Todo empezó un día que un buen amigo me invitó a quedarme en la casa de su tío, la cual recientemente había abandonado por supuestos eventos extraños que ocurrían en ella. Esta casa está ubicada en la colonia Valle de las Flores, la había comprado algo barata y parece que encontraron la razón de su precio.

Mi amigo quería comprobar las cosas que ahí pasaban y me pidió acompañarlo, lo que me pareció buena idea ya que la curiosidad me invadía al igual que a él. Así lo hicimos y llegamos desde las 8 de la noche de ese mismo día. La casa tenía tres cuartos y nos quedamos a dormir en uno que tenía 2 camas y una pequeña televisión. Debo admitir que me encontraba inquieto ya que el lugar era bastante silencioso.

Apenas eran las 11 pero decidimos ir a dormir ya que hasta ese momento no había ocurrido nada y teníamos que ir temprano a la prepa, tengo la mala costumbre de dormir con la televisión prendida así que decidí dejarla así.

Los dos empezamos a quedarnos dormidos pero algo pasó, cuando estaba a punto de entrar en una fase profunda de sueño, escuché una pequeña risa, eso me hizo abrir los ojos pero no había nada. Lo primero que pensé es que mi mente jugaba conmigo, así que traté de no tomarle importancia y volví a intentar dormir, pero pasó lo mismo; escuché esa risa, abrí los ojos inmediatamente y justo en ese instante la televisión se apagó, eso no podía ser por mi imaginación, así que desperté a mi amigo para decirle lo que había pasado.

El reloj marcaba las 11:43 y yo le dije a mi amigo que ya no podía conciliar el sueño por lo ocurrido así que nos quedamos despiertos discutiendo sobre ello. Pasó un poco más de tiempo y el reloj ya marcaba las 0:00.

Seguíamos sentados en las camas platicando cuando de repente se escucharon golpes en la sala, el cuarto daba directamente y en ella solo había un par de sillones y una mesita, nos quedamos callados y volvieron escucharse los golpes por lo que decidimos ir a investigar. Todo estaba tranquilo pero aun así, por los eventos, dejamos las luces encendidas y volvimos al cuarto a intentar dormir, después de todo no teníamos de otra.

Creímos que algo más pasaría pero no fue así y pudimos dormir pasado un rato. Al día siguiente nos juntamos de nuevo y nos quedó aún la duda, pudimos comprobar qué cosas pasaban pero nos pareció una pequeña probada así que decimos quedarnos de nuevo en la casa. Esta vez podíamos quedarnos despiertos mucho más ya que era viernes y nuestro plan era no dormir para poder observar más cosas.

Regresamos a la casa y esperamos a que se hiciera de noche en ese mismo cuarto, recordamos que a las 0:00 los golpes empezaron a sonar y ansiábamos que llegara esa hora, después de tanto esperar finalmente el rejo marcaba las 0:00, solo pasaron unos segundos y esos golpeteos volvieron a ocurrir. No podía ser coincidencia, esta vez fuimos rápidamente a ver qué los producía y una vez más todo tranquilo, eso nos decepcionó pero mi amigo no quería quedarse así y atrevidamente dijo: ¡Cualquier espíritu o cosa que este aquí lo reto a que aparezca!

Nos quedamos viendo alrededor en silencio y rápidamente bromeamos a que eso no podía dar resultado pero entonces mi amigo se quedó viendo detrás de mí con una cara muy sorprendida y casi gritando dijo: ¡Hay alguien detrás de ti!

Voltee rápidamente y era una pequeña niña pero al verla con detenimiento me llené de un miedo que recorrió toda mi espalda al instante.

No era una niña normal, era delgada, de estatura que llegaba casi a mi pecho, tenía una piel grisácea, sus ojos, aunque color café, brillaban de una inusual manera y lo peor de todo era que en su cara se formaba una siniestra sonrisa la cual en ningún segundo quitó.

Por la conmoción de este suceso inesperado solo pude decir: ¿Quién eres?

Me miró fijamente y solo nos dio una pequeña risa, era la misma risa que escuché la otra noche, mi amigo no aguantó más y salió corriendo hacia la puerta, ante esto no tuve más opción que seguirlo y salimos a la calle contemplando estupefactos la casa y preguntando qué era lo que nos había tocado ver.

No podíamos volver a dormir en la casa, eso era impensable después de lo ocurrido. Tomamos la decisión de que aunque era tarde debíamos regresar a nuestras casas, pero no podíamos dejar las luces encendidas y aún con miedo decidí entrar para apagar todo, pero esa niña ya no se encontraba. Aun así, en ningún instante estuve tranquilo y sentí un gran alivio cuando pude salir nuevamente y partimos a nuestras casas.

Fue así como de primera mano atestiguamos lo que habitaba en esta casa, pasado unos días le platiqué de esto a otro amigo, el cual pudo pasar por la noche cerca de esta casa solo para obsérvala y ¿qué pasó? La niña lo saludó desde la ventana con esa misma sonrisa diabólica que la caracterizaba. Jamás volvió a dudar de mi historia.

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