Internacional
Por AFP
Publicado el domingo, 19 de febrero del 2017 a las 15:42
Ankara.- Los dirigentes turcos esperan establecer vínculos fuertes con el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aunque se vean obligados a pasar por alto las diferencias que los separan del magnate. El camino para este acercamiento está sin embargo lleno de obstáculos.
Mientras que la elección de Trump fue acogida con cautela por varias capitales europeas, Ankara reaccionó con entusiasmo.
Las relaciones entre el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y la Casa Blanca se deterioraron durante los últimos meses de la presidencia de Barack Obama, a raíz de sus posiciones opuestas en Siria y en el caso de Fethullah Gülen, un predicador exiliado en Estados Unidos, cuya extradición Ankara reclama.
El primer ministro turco, Binali Yildirim, aprovechó una reunión con el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, el sábado en Múnich (sur de Alemania) para abordar estos dos temas, cruciales en las relaciones entre ambos países.
Según aseguran este domingo los medios turcos, Pence le dijo a Yildirim que la nueva administración estadounidense buscaba un “nuevo inicio” en las relaciones entre los dos países, ambos miembros de la OTAN.
La administración Trump “tiene la oportunidad de tomar iniciativas arriesgadas” en materia de política extranjera, dijo por su lado a la AFP Ayse Sözen, responsable de las relaciones internacionales en la presidencia turca.
Tras haber evaluado sus relaciones con Turquía en los ámbitos comerciales, militares y de cooperación en la lucha antiterrorista, el nuevo gobierno estadounidense “tomará medidas para mejorar las relaciones”, estimó la responsable.
Menos de 48 horas después de la primera entrevista telefónica entre Trump y Erdogan, el director de la CIA, Mike Pompeo, hizo su primer viaje oficial a Turquía, donde fue recibido la semana pasada por dirigentes turcos.
‘A corto plazo’ Los dirigentes turcos ven en Trump “el hombre que puede conseguirlo (el acercamiento). Como consecuencia, se abstienen de hacer cualquier crítica, incluso si su discurso, en varios puntos, va totalmente en contra de lo que defienden”, explica Aaron Stein, del Centro Rafic Hariri para Oriente Medio.
Erdogan, propenso a atacar el “Occidente islamófobo”, no emitió sin embargo ninguna crítica en relación al proyecto de Trump de prohibir el acceso al territorio estadounidense a los ciudadanos de siete países de mayoría musulmana, bajo pretexto de proteger al país del terrorismo.
Los dirigentes turcos esperan convencer a sus homólogos estadounidenses en las dos grandes cuestiones que degradaron las relaciones entre Erdogan y Obama: Siria y el predicador Fethullah Gülen, antaño aliado de Erdogan y ahora su enemigo jurado.
Pero a pesar de este empeño, los analistas dudan de que este entendimiento resista, a largo plazo, a los desacuerdos que tradicionalmente han opuesto a los dos países.
“La luna de miel es a corto plazo, táctica”, señala Fadi Hakura, especialista de Turquía en el Chatham House, con base en Londres.
Abdulkadir Selvi, periodista turco cercano al poder, destaca que empezar con buenas bases con el nuevo presidente estadounidense es una prioridad para Ankara.
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