Saltillo, Coahuila.- El hotel Rancho El Morillo hace tiempo que fue rebasado por la mancha urbana, pero sigue siendo un espacio que te regresa a lo que eran las afueras de Saltillo para los años 30, apartado de la vida rápida y del ruido.

Es uno de los hoteles de mayor trayectoria en la región, que fuera fundado en 1934 por doña Francisca Narro con siete cuartos con el nombre de Campo Turista El Morillo, operando de forma ininterrumpida en este punto del sur de la ciudad.

Hoy, con 14 habitaciones, es administrado por Norma Rodríguez bajo el mismo concepto que entonces, pese a todas las complicaciones económicas que esto pueda suponer con un mercado totalmente diferente.

Esos días era visitado principalmente por tejanos y regiomontanos que escapaban del calor durante un fin de semana, hasta por un mes o dos. Los huéspedes y los colaboradores se volvían una especie de familia en la convivencia cotidiana. Como espacio rústico, no contaba con electricidad.

Los empleados del hotel se esmeran en proporcionar lo mejor para sus huéspedes en todas las áreas.

Norma comenzó desde pequeña a colaborar con sus padres. Recuerda una ocasión cuando tenía 14 años que sus padres la dejaron a cargo. Todavía no hablaba inglés y una huésped le ayudó como traductora. Se dedicó a su carrera como diseñadora gráfica y volvió en 2003 porque “nunca ha sido un buen negocio, al que volví para rescatarlo”.

En esta burbuja verde al sur de la ciudad, sector al no ha llegado la fibra óptica en la actualidad el hotel cuenta con 14 habitaciones, cuyas actividades se desarrollan todos los días con el apoyo de unos ocho trabajadores en los espaciosos patios adornados por pinos, altos truenos y un envolvente olor a leña.

Amplía su gama de servicios

El sector hotelero en la Región Sureste ha desarrollado un crecimiento importante, pero principalmente para sectores de negocios, quienes buscan hoteles de cadenas internacionales.

Sin embargo, este ha sido uno de los mejores años para El Morillo. Aunque la ocupación de habitaciones como tal se mantiene baja, han agregado a su catálogo de servicios el espacio para que empresas puedan impartir sus capacitaciones, lo que ha representado un ingreso adicional.

Las habitaciones han hospedado a varias personalidades.

Después de todos estos años como fiel testigo del crecimiento de la ciudad y de los cambios en el mercado, El Morillo se aferra fiel a la propuesta de desconectar del mundo rutinario a sus visitantes, siendo un vínculo con la tranquilidad.