Monclova, Coah.- Como a cualquier niño que le apasiona el futbol desde su más tierna infancia, fueron los inicios de Raúl Damián Torres Rodríguez, quien la pasada semana logró el ascenso a la Primera División poniendo fin a cinco años de una intensa búsqueda, donde hubo lágrimas, cansancio y nubes grises que parecían nunca dejar salir el sol.

Su familia recibió en exclusiva a Zócalo Monclova, sus padres Raúl y Nidia Elizabeth, así como su hermano mayor Víctor Raúl y el menor de la dinastía, Fabián, contaron la experiencia que Damián vivió desde que se puso su primer uniforme de futbol.

“Empezó como sus hermanos a los 6 años, fue como portero con Dileo del profesor Leonardo Anaya, yo antes jugaba portero, él veía y le gustaba y tenía cualidades, después lo llevé con “Pony” porque se me hacía más fácil llevarlos a Dany y a Damián, también empezó como portero, pero al terminar el entrenamiento “cascareaban” y lo vio que tenía talento y lo puso en la media”, comentó el padre, quien asegura, se aburría Damián en la portería y solamente duró un año como arquero.

Desde los 7 hasta los 13 años formó parte del Centro de Formación Élite Pachuca Monclova, pero la oportunidad no llegaba para Raúl Damián, quien empezó una intensa búsqueda que duraría varios años.

Tanto Damián como su hermano Víctor Daniel, desde su infancia buscaron el sueño dentro del futbol, por ende, su hermano mayor tuvo primero la oportunidad y el ahora felino no quería quedarse atrás, y actualmente su hermano menor Fabián sigue los pasos de quienes sin duda son su ejemplo a seguir.

Tras ser invitado para representar a Rayados en un Nacional, fue invitado por el Centro de Formación de Tlaquepaque y ahí empezó un verdadero peregrinar, iniciando a jugar tercera división.

“Iba creciendo y no veía que se le daba una oportunidad en un equipo profesional que era finalmente lo que él buscaba, la sufrió mucho en Guadalajara”, dice su padre.

Regresó a casa y consiguió hacer pruebas en Morelia pero no logró quedarse, emprendió posteriormente su búsqueda en Querétaro y nuevamente las cosas no se dieron.

“Se fue solo en camión, buscando el sueño pero ya tenía la visoría para Tigres, venía muy triste, dijo que ya no quería seguir, que el futbol era injusto porque a veces le dan la oportunidad a quienes no valoran o a quienes ya tienen quién les dé el empujoncito, yo le dije, mira mijo, todavía te falta Tigres, es tu última, me dijo -voy a ir mami y va a ver que me voy a quedar-, se fue con su maleta y ya no regresó, sólo vino por su papelería, hace dos años”, comenta su madre.

PIDIÓ 1 JUEGO

“Esa vez estábamos comiendo y yo hablé con él, le dije que ya se le estaba pasando la edad, lo que buscan los equipos profesionales para unas fuerzas básicas, le dije que se pusiera a estudiar, en ese rato me dice que ya había conseguido teléfono de fuerzas básicas en Tigres, habla a Monterrey y le dice el jefe de fuerzas básicas que no, que había 70 jugadores que ya habían visto y que iban al último filtro, le preguntan por la edad y me acuerdo que le dice, -sólo ocupo que me dé un partido-, lo vieron tan decidido que aceptan, le dan fecha, va a Monterrey, tengo un cuñado y dice que desde el primer partido que lo vieron, preguntaron que dónde jugaba, de dónde era, les llenó el ojo y se quedó y ha mantenido el nivel que es lo que le ha llevado a Primera División”, recalca Raúl Torres Corona, su padre.

Desde hace dos años Damián llegó a Tigres, estuvo con la Sub-20 cuatro torneos como titular, ofreciendo grandes partidos en la cancha.

PACIENCIA, LA CLAVE

Víctor, su hermano, conoce el ámbito y sabe lo que se sufre para llegar, por lo que además de la confianza que siempre depositó en Damián, le hizo saber que hay que ser pacientes.

“Además de la disciplina, la constancia, el trabajo día a día, él ha sido muy perseverante, siempre ha dejado los tiempos a Dios, él es centrado y uno aconsejándolo, en el futbol uno se da cuenta por la experiencia que tuvo, que es paciencia, si tienes el nivel y las ganas, la paciencia es la clave para llegar a donde está ahorita, todo lo que está demostrando está dando frutos, gracias a Dios se le ha dado la oportunidad, un día hablé con él y le dije que iba a llegar a Primera, sé que vienen cosas buenas”, puntualiza Víctor Daniel.

NO ES SUERTE

Su llegada al equipo grande de los Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León no ha sido un chispazo de suerte, pues quien de verdad conoce a Damián sabe que desde hace más de 10 años él ha esperando lo que ahora tiene.

“Siendo sinceros, hay gente que sí te apoya y la verdad hay quien no confía en ti, pero la mayoría de la gente de las amistades de Damián, siempre le han dicho que va a llegar”, dice su hermano.

Mientras tanto su padre concreta “esto no es de suerte, nadie llega por suerte, esto es trabajo, disciplina, entrega y paciencia y aguantar, a veces frío, otras veces hambre, extrañar a la familia, ahí es donde debe de estar uno con él, uno como padres y familia debemos estar al pendiente de él”.

Y es que Damián no da las cosas por hecho, estar solo y haber vivido su experiencia desde hace años, le ha permitido madurar, por ello mismo jamás se adelanta a decirle ni siquiera a su familia un rumor sobre lo que viene, habla sólo cuando ya fue informado y así fue con su invitación a pretemporada, a primera y a la gala del balón de oro.

SABRÁ APROVECHAR

Su hambre de triunfo y larga espera le darán a Damián la oportunidad no sólo de disfrutar, sino de aprovechar lo que ahora tiene, por lo que no le queda más que esperar su llamado a la cancha con el 16 en su espalda y empezar a escribir su propia historia, no sólo copa, sino también en liga.

“Dándole la oportunidad sé que la va a aprovechar, se abre una gran oportunidad en copa, pero si hace buen papel lo podrían ocupar en la liga y al estar registrado lo pueden ocupar para ambos torneos”, dice Víctor.

“Confío en mi hermano y así como buscó la oportunidad para llegar y mantener su nivel, no dudo que dándole ese chance, se va a mantener y primeramente Dios eso va a pasar”, finalizó.