Saltillo, Coah.- El café Mandala está ubicado en la calle Chihuahua casi esquina con Valdés Sánchez, en la colonia República y es un lugar perfecto para platicar con los amigos después de un largo día de trabajo. Y en esta ocasión hay razón para festejar, pues ayer, 22 de enero, Mandala cumplió su primer año, y con la fortuna de estar ya entre el gusto de los
saltillenses.

Carolina Viveros, socia del café, platicó con Zócalo sobre cómo ha sido el camino desde su fundación hasta el día de hoy.

“La idea nació de mi gusto por el café. Durante mis estudios en la universidad yo trabajé en un café y ahora que soy reportera, al igual que mi socia Anita, salíamos del trabajo e íbamos a un café. Una de esas veces hablamos sobre el deseo de ambas de tener un café y ahí es dónde nació la idea de gastar ahorros y esfuerzos para realizar ese sueño”, dijo Viveros con una sonrisa.

EL INICIO

El proceso de emprender un negocio desde cero puede ser difícil, pero si hay un apoyo mutuo entre socios, lo más seguro es que salga adelante. Una de las cosas que hay que tomar en cuenta, señala Carolina, es estar con la firme convicción de que se trata de un trabajo en equipo.

“Al principio ninguno teníamos idea de cómo dirigir un negocio, ya que ningún socio era empresario, pero conforme ha ido pasando el tiempo hemos ido consolidando algunas ideas. Al principio sólo teníamos la idea de la venta del café, de que el espacio fuera agradable para la gente y de acercamiento con el arte”, comentó.

A pesar de las dificultades que se han ido presentando a lo largo de su primer año, el café Mandala, como franquicia, ha podido prosperar gracias al esfuerzo de sus trabajadores y ha llegado a lugares tan lejanos como la Ciudad de México.

“Algo bueno que ha pasado este año es que hemos crecido con otras sucursales. Esta es la primera de ellas. La segunda la abrimos en Texcoco, otra está en el Museo del Desierto y otra en Monterrey, y aunque está padre, la dificultad reside en cómo abrirte paso entre grandes cadenas o proyectos que tienen más presupuesto, lo cual es difícil, pero ya cruzamos el primer año y seguimos”, detalló Viveros, feliz por el crecimiento de su franquicia.

ARTE Y CAFÉ

El café Mandala tiene una atmósfera tranquila y también cuenta con un personal amable y servicial, el cual es uno de los ejes de un buen lugar que sirva café, según los socios.

“Los cafés que visitábamos tenían en común dos factores que nos gustaban y a lo mejor eran lugares que no eran muy conocidos, pero eran lugares donde podías conectar con otra gente y por eso nos gustó el concepto medio budista en el nombre, pero también tener el espacio dirigido al arte y la cultura y así nació. Fue creado realmente de la nada”, contó a Zócalo.

Además de ser una cafetería, el Mandala funciona también como una pequeña galería de arte, además de ofrecer un taller de creación de muñecas artesanales.

“El espacio que le damos a la cultura es presentar cuadros, los exhibimos y pueden comprarse, también está abierto a recibir talleres y cursos. Hemos logrado traer a gente y las personas se han unido al proyecto”, finalizó.