Torreón, Coah.- Desde hace cuatro años, un grupo de voluntarios se ha dedicado a atender las necesidades de los migrantes que llegan a Torreón en su travesía a Estados Unidos. Sin ningún interés más que el de brindar apoyo humanitario a quienes arriesgan todo por obtener una mejor calidad de vida, el grupo se denomina Buen Samaritano México.

Jesús Aceves Belmonte fundó la agrupación el 17 de julio de 2013, y explicó que los voluntarios que conforman la asociación civil se dedican a recorrer las vías del ferrocarril para llevar ropa y alimento a quienes pasan por Torreón en busca del “sueño americano”.

Aseguró que Buen Samaritano alimenta dos veces por semana a un promedio de 50 personas.

“Los voluntarios acuden hasta las vías del tren, ahí por donde pasa la llamada ‘Bestia’, que carga a los centroamericanos por todo México.

“El camino es largo y lleno de peligros, los migrantes que llegan con bien a Coahuila ya tienen casi asegurado el paso al otro lado, pero estamos aquí para darles aliento, para decirles que no se rindan, arroparlos, alimentarlos”, señaló.

Cargados con alimentos, los voluntarios van a encontrarse con sus hermanos centroamericanos, pues dice, al final del día son humanos y requieren ayuda para continuar con su camino, en busca de mejores oportunidades de trabajo y vida.

La ayuda es igual para todos los migrantes en tránsito por tierras laguneras, sin embargo, ponen énfasis en los menores que acompañan a sus padres, o bien, que se aventuran a viajar solos.

ALTRUISMO QUE IMPULSA

La asociación civil Buen Samaritano forma parte del directorio de Héroes Laguna, pues también asiste a personas y a niños que atraviesan por situación de vulnerabilidad, a quienes canalizan a su albergue de manera temporal, donde permanecen tres días.

Explicó que sus voluntarios recorren las vías del ferrocarril desde el bulevar Rodríguez Triana hasta la colonia Vicente Guerrero.

Su objetivo es brindar alimentación, albergue, ropa, calzado y artículos personales a migrantes nacionales, centroamericanos o personas que están de paso por la ciudad y que carecen de recursos.

También buscan un lugar seguro a niños y adultos en situación de marginación, violencia o pobreza extrema, para que ahí puedan ser atendidos, compartiéndoles valores y principios que les ayuden a interrelacionarse sin resentimientos con la
sociedad.

Constantemente reciben alimentos, calzado, ropa, agua embotellada y mochilas, que son donados por particulares para apoyar a migrantes y otras personas en condición de desventaja.

“Trabajar de la mano con mis hijas, ayudando al prójimo, en este caso a los migrantes y a las personas que están en situación de tránsito por el país, tanto centroamericanos y connacionales, es una gran bendición”, señaló.

Comparte que al llegar a vivir a la colonia Vicente Guerrero observó junto con sus hijas que de bajo del puente de la calle Cuauhtémoc y el bulevar Laguna, había varias personas que estaban de paso por la ciudad, cubriéndose con una cobija, tratando de resguardarse del frío pues era enero.

Fue entonces que decidió regresar a casa, preparar algo de café y comprar pan para compartirles. Así fue que inició esta labor de ayuda al prójimo en 2013.

Para Jorge, sus hijas han brindado al trabajo de Buen Samaritano el complemento para que todo fluya
positivamente.

“Ellas han sentido esta labor social y desde la primera ocasión en que ayudamos a las personas fueron ellas quienes pedían regresar al siguiente día”.