Recuerdo hace muchos años, cuando fui a acampar con amigos, que cerca del lugar había una planta procesadora (no recuerdo de qué) la cual emitía un olor muy fuerte. Recién llegamos, el olor parecía insoportable, pero al cabo de varias horas, casi ni lo notábamos, y no se diga al día siguiente. Esto es explicado por el principio general de los sistemas sensoriales en que un estímulo constante de pronto desaparece de nuestra conciencia.
Un fenómeno de la percepción visual es la atenuación de Troxler, mejor conocida como efecto Troxler. Ocurre cuando uno se fija en un punto en particular y después de unos 20 segundos más o menos, ciertos puntos en la visión periférica se desvanecen y desaparecen.
El efecto es mayor si dichos puntos son pequeños, de bajo contraste, borrosos o de la misma luminosidad. El efecto es mayor cuanto más lejos se encuentre el estímulo del punto central de fijación. (Para ver un ejemplo, ingresa a
http://www.vdr.me/troxler).
El efecto se atribuye a la adaptación de las neuronas en el sistema visual vital para la percepción de un estímulo, según descubrió Ignaz Paul Vital Troxler, doctor y filósofo suizo nacido en 1780. Este desvanecimiento del estímulo fijado puede hacerse en menos de tres maneras.
Una forma es montar un microproyector sobre un lente de contacto (la opción más complicada). A medida que el ojo se mueve, el proyector se mueve con el lente de contacto, por lo que la imagen se proyecta siempre hacia la misma parte de la retina.
Otra forma es vigilar los movimientos de los ojos y mover el estímulo para cancelar el movimiento de los ojos. En tercer lugar, y esta es la técnica más conocida, es inducir una imagen residual, por lo general con un destello intenso y breve, como el flash una cámara fotográfica. Esto hace que una imagen sea “blanqueada” en la retina por la fuerte adaptación de los conos y bastones, las células oculares. En todos estos casos, el estímulo se desvanece después de un corto tiempo y desaparece.
En suma Troxler descubrió que las neuronas del sistema visual se adaptan en la percepción de los estímulos visuales. Al igual que otros sentidos, estamos equipados para ignorar ciertos estímulos repetitivos.
Ocurre algo similar en el desarrollo personal. Es fácil acostumbrarse a las condiciones y los estímulos, al punto de que dejamos de notarlos. Nos resulta más difícil ver los errores propios que los de los demás. Es aquí donde entra la importancia de contar con “ojos” adicionales, personas que nos ayuden desde afuera a ver nuestra realidad.
Como apreciamos, la autoobservación puede quedar comprometida porque dejamos de percibir los estímulos, especialmente los más repetitivos, al punto que se tornan invisibles.
Invita a familiares, amigos y/o consejeros expertos a que te ayuden a observar tu realidad, para tener una opinión desde otro ángulo, y contrarrestar así, en la vida personal y laboral, el efecto Troxler.