Seguridad
Publicado el sábado, 11 de febrero del 2012 a las 16:15
Saltillo, Coah.- Los restos de dos hombres que no fueron reclamados por nadie al ser sorprendidos por la muerte y de los que hasta hoy se desconoce su identidad, fueron enviados a la fosa común, pero incluso ahí se negaron a recibirlos y los regresaron a la morgue.
Cerca de 17 cuerpos sin identificar que perecieron en distintos hechos aún permanecen en el Servicio Médico Forense, unos encima de otros en el cuarto frío, en espera de que alguien reclame sus restos.
NO LOS QUISIERON
Contrario a los procedimientos normales en los que las carrozas avanzan lentamente hasta donde los cuerpos descansarán por última vez, en la que viajaban Aarón y Álvaro iba literalmente a toda velocidad, pues los fétidos olores eran insoportables.
Aunque sus orígenes se conocen, nadie sabe a ciencia cierta por qué estaban lejos de sus hogares o solos al momento de su fallecimiento, así que permanecieron un tiempo en el Semefo, pues las autoridades tenían la esperanza de que alguien se acordara de ellos o los buscaran.
Fue hasta ayer cuando, sin que nadie los reclamara, autoridades hicieron todos los trámites para poder enviarlos a la fosa común en el panteón municipal La Paz, no sin antes recabar sus huellas y muestras de ADN.
Al llegar al panteón, ubicado en la carretera a Torreón, fueron recibidos por un trabajador, quien les indicó que el conductor de la máquina que cavaría la tumba improvisada se había retirado.
El cortejo fúnebre conformado por la carroza, un vehículo del Ministerio Público y el vehículo de esta casa editora permaneció varios minutos en la entrada, cuando el teléfono de quien resguardaba el panteón volvió a sonar para avisar a los presentes que los cuerpos no podrían ser aceptados, y sería, presuntamente, hasta el siguiente día a las 9:00 horas que podrían recibir los restos de los hombres.
ESTABAN SOLOS
Uno de los fallecidos es Aarón Mancillas, de 42 años, “El Catemaco”, quien el pasado 19 de septiembre decidió terminar con su vida cansado de estar rodeado de la gente de su trabajo.
Fue su amigo más cercano quien señaló que desde hace casi dos décadas “El Catemaco” iba de una ciudad a otra en la compañía denominada Atracciones Carlon, encargada de visitar cada Feria del país y que era solo.
“EL Catemaco”, quien también era un adicto a los solventes, decidió ahorcarse en el interior de su vivienda improvisada con tubos y lonas de plástico, pertenecientes al circo, pero ni siquiera las personas a quien sirvió tantos años reclamaron su cuerpo.
Ningún familiar de Aarón llegó para pedir sus restos, lo mismo ocurrió con “Álvaro”, quien fue localizado sin vida en el cruce de Presidente Cárdenas y Armillita, a principios del mes de noviembre.
En los bares de la calle Presidente Cárdenas, donde quedó con el torso descubierto y sobre la banqueta, el hombre de aspecto indigente ya era famoso, pues se robaba los tragos de los clientes, hecho que ya les causaba gracia.
Quienes conocieron a “Álvaro” y platicaron con él en sus pocos momentos de cordura, sabían que era originario de Tamaulipas, pero habría llegado a trabajar en el Mercado de Abastos como cargador.
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