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Por Camelia Muñoz
Publicado el miércoles, 21 de octubre del 2009 a las 14:00
Saltillo, Coah.- Desde hace más de una década, David Adame Barajas debió de jubilarse pero su vocación de servicio en una de las áreas más delicadas de la Medicina, lo mantiene activo al ser de los pocos radiooncólogos que hay no sólo en Saltillo, sino en Coahuila, y por lo cual decidió sentar raíces en la región después de dejar su tierra natal, el ejido El Coyote, en Matamoros.
Desde 1968, cuando hacía su internado en el entonces conocido Hospital Civil, ahora Universitario en Saltillo, fue cuando se dio cuenta de que su especialidad debiera de estar encaminada hacia el estudio y atención de los diferentes tipos de cáncer: el de mama y cérvico uterino, en la mujer; y de próstata y pulmón en el caso de los hombres, ello después de haber estudiado la carrera de Medicina en Torreón.
“Me di cuenta entonces, al igual que hoy, hay muchos pacientes con cáncer y obviamente en todo Saltillo no había manera de tratarlos y la mayoría de ellos eran inoperables y requerían atención de radioterapia o quimioterapia y tenían que ir a Monterrey”, recuerda.
Pero aún más, sabía de la necesidad de contar con subespecialidades, y fue cuando el entonces gobernador de Coahuila, Eulalio Gutiérrez Treviño, y el director del hospital, Felipe Calderón Mireles, lograron mediante u convenio con el Hospital Universitario de Nuevo León que, a través de una beca lo prepararan para el manejo del equipo de radioterapia, pero en una cláusula se estableció que debía de regresar a Saltillo a practicar sus conocimientos, y es cuando se abre la sala de en el nosocomio.
Con ello y a la vez que iba formando su familia, decidió establecerse en Saltillo al considerar “un clima y ambiente apropiado para el desarrollo de los hijos”, dijo.
Han transcurrido cuatro décadas, en las que ha sido considerado el pionero de una de las áreas más trascendentes en la medicina regional.
Sin embargo, dice que las cosas no han cambiado mucho de tal forma que aún entre sus males experiencias, es que llegan muchos pacientes con un avanzado problema de cáncer que ni un tratamiento puede salvarlos.
Recuerda que las estadìsticas ubican al cáncer en general como la segunda causa de muerte a nivel mundial, mientras que en el país el cáncer de mama y cuello uterino en la mujer adulta ocupa los primeros lugares como causa de muerte.
“Esta alta mortalidad ocurre a pesar de que los métodos de tratamiento son efectivos, desde el punto de vista tecnológico la medicina ha evolucionado y los tratamientos anticáncer también y son efectivos, pero en las etapas tempranas de la enfermedad y no cuando el tumor ya está diseminado”, lamenta.
Aunque pudiera dejar desde hace más de 10 años esa responsabilidad, su vocación de servicio es mucha y asegura que seguirá mientras que física y mentalmente pueda seguir desempeñando su trabajo.
“Me gusta tanto lo que hago, desde el punto de vista profesional que al hacerlo no lo considero como una carga que me ocasionara estrés o presión, sino que me deja grandes satisfacciones”.
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