Internacional
Por AFP
Publicado el lunes, 11 de septiembre del 2017 a las 13:09
Nueva York, NY.- Es sábado en Times Square. Una multitud de diversas nacionalidades se pasea por esta plaza, una de las más famosas del mundo, rodeada de rascacielos con gigantescos carteles de neón.
Cuatro automóviles policiales están estacionados en el medio, y los islotes reservados a los peatones están rodeados de postes para bloquear a cualquier vehículo que quiera estrellarse contra la multitud.
“No me gusta venir a este tipo de lugares”, explica Sue García, una fisioterapeuta de Brooklyn. “O a cualquier lugar donde haya habido incidentes repetidos. El miedo reaparece”.
El miedo de un atentado. El miedo de un nuevo 11 de septiembre como el del 2001, el más mortífero jamás cometido en Estados Unidos con casi 3 mil personas desaparecidas tras el derribo de las Torres Gemelas.
García vio las torres incendiarse y luego colapsar, y al suspenderse todo el transporte en la ciudad, caminó hasta su casa ese día, como cientos de miles de neoyorquinos.
Catástrofes
En dos oportunidades estos últimos años Times Square se aproximó a la catástrofe. En mayo de 2010, la policía encontró un coche repleto de explosivos colocado allí para provocar una carnicería.
El 18 de mayo de este año, un exmilitar estadunidense con problemas mentales atropelló con su coche a 23 peatones y mató a una joven turista estadunidense.
Dieciséis años después del 11 de septiembre, las crisis de angustia como la de García ya forman parte de la personalidad de los neoyorquinos.
Para quienes perdieron a un familiar o un amigo en la catástrofe, o quienes escaparon de ella por poco, la fecha aniversario puede ser “la más temida” del calendario y el síndrome postraumático puede persistir por siempre, explica Charles Strozier, psicoanalista y autor de un libro de testimonios sobre el 11 de septiembre de 2001.
“Decir que los neoyorquinos están todavía traumatizados sería exagerado, pero piensan sobre ello (…). Tienen miedos activos que se sitúan por debajo del umbral de conciencia, como el miedo de una bomba en el Metro”, explica este profesor.
¿Son el blanco?
Muchos están convencidos de que aunque los atentados más recientes han tenido como blanco a Europa, la densidad poblacional de Nueva York torna a la ciudad en el blanco número uno.
“¿Qué mejor blanco que Nueva York?”, se pregunta Tim Lambert, que trabaja, como en 2001, en el extremo sur de Manhattan, cerca del símbolo de la potencia estadunidense que era el World Trade Center.
La ciudad es “un imán para personas del mundo entero. Simboliza las libertades que tenemos, el dinero que tenemos”, dijo.
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