El Debate | Ciudad de México-Ana era una niña salvadoreña que tenía una vida normal, hasta que su padrastro llegó a su vida.

Lidia, su madre, como muchas otras personas, se vio obligada a abandonar el país del El Salvador, en busca de oportunidades para darles una mejor vida a sus dos hijos, Ana y a Hugo, y se fue de indocumentada a los Estados Unidos.

Los esfuerzos de Lidia fueron recompensados, ya que después de muchos sacrificios logró llevarse a sus hijos a vivir con ella; todo era felicidad, pues estaban juntos de nuevo.

Con el paso del tiempo, Lidia se daba cuenta de que no ganaba dinero suficiente y no les alcanza del todo, y así fue como conoció a Tomás Magallón González, un hombre de origen mexicano con el que contuvo matrimonio.

Con la llegada de este hombre desconocido a su casa, la vida de Ana comenzó a ser un infierno, pues la nueva pareja de su madre, abusaba sexualmente de ella, la obligaba a estar con él y hacer todo lo que quisiera.

Nadie se percataba de lo que sucedía, excepto Hugo, su hermano menor, pero Ana le hizo prometer que no diría nada, pues ella también se encontraba atemorizada de lo que pudiera pasar si ella decidía contar lo que estaba sucediendo.

Ana tenía tan sólo 9 años cuando Hugo se empezó a dar cuenta de lo que sucedía entre ella y Tomás, en aquel entonces él sólo tenía 6 años, y le era un poco difícil comprender la magnitud de la situación.

Entre miedos y amenazas, Ana vivió con su verdugo por veinte años, y cuando pensó que al fin sería libre, sucedió lo peor.

La joven fue asesinada, y todo indicaba que el culpable era su padrastro, ya que luego de su muerte, Tomás huyó a México, y hasta la fecha se encuentra prófugo de la justicia.

No fue sino hasta la muerte de Ana, cuando Hugo decidió contar aquel secreto que su hermana le hizo guardar durante tantos años obligada por el miedo.

En la siguiente imagen se puede ver a Tomás Magallón González, primer sospechoso de la muerte de su víctima, si usted ha visto a este sujeto, por favor denuncie de inmediato: