Coahuila
Por Armando Montalvo
Publicado el domingo, 24 de septiembre del 2017 a las 09:04
Ramos Arizpe.- “No me quejo, saco para vivir”, dijo Luis Enrique Rangel, “El Chino”, quien sigue la tradición de su tío Florencio Mijares de vender ristras de ajos desde hace 20 años en el punto conocido como Apasco ubicado en la carretera Saltillo-Monterrey.
“El Chino” llega diariamente a la vía federal desde la 8:00 horas para empezar a vender las ristras de ajo. Sale de su casa a las 7:00 horas, no sin antes persignarse para trasladarse desde Rinconada, Nuevo León, hasta Ramos Arizpe, a bordo de un carrito viejo que todavía funciona.
Su buen humor lo anima a soportar los fuertes rayos del sol y el intenso calor, a pesar de que espera a los clientes debajo de un pedazo de lona que acondicionó a la orilla del camino.
“Mi tío Florencio empezó con el negocio desde muchos años, más o menos unos 20, luego se enfermó y decidió pasármelo a mí, y aquí estoy, no me rajo, así llueva, truene o haga mucho frío”, dijo “El Chino” sonriendo.
Luis Enrique Rangel saca de la cajuela de su coche las ristras de ajo en sus diferentes presentaciones y costos, que van desde los 60, 100, 120, 140 hasta los 160 pesos. Y eso, porque las cabezas de los ajos son más grandes.
Para “El Chino”, quien vende ajo en todas sus presentaciones, asegura que trae la bendición del señor Jesucristo, porque cuando la venta esta floja alcanza a vender al menos unas seis ristras de diferentes precios desde que llega hasta la 8 de la noche, que es la hora en la que parte nuevamente a su vivienda.
El neolonés dijo: “los vendedores de ajo son almas que envía la tierra para protegernos de los demonios que hay dentro de Coahuila y Nuevo León”, refiriéndose a su oficio.
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