Paloma Gatica | Ramos Arizpe, Coah.- Lograr el objetivo para el que fue creado el comedor, alimentar a los migrantes que transitan por la ciudad antes cruzar la frontera, implica además un doble esfuerzo por parte de las voluntarias que ahí colaboran, pues el salón parroquial que adaptaron para brindar el servicio se encuentra en malas condiciones.

Tras cuatro meses de que la comunidad de la iglesia de San Nicolás de Tolentino inició con el proyecto del comedor comunitario Elizabeth González, voluntaria del comedor, comenta que “viene gente de la tercera edad, gente que está sola y gente que necesita el servicio, a todos les damos, pero ya se ve un poco más el flujo de migrantes que es el objetivo principal del comedor”.

El aumento de la asistencia de los migrantes al comedor ha sido gradual, señala Elizabeth, “le comentaba al padre en días pasados que ya se está empezando a ver más el flujo de migrantes que seguramente se enteró por los volantes o de viva voz por los asistentes a misa”.

Sin embargo, Elizabeth comenta que el salón parroquial donde fue adaptado el comedor está deteriorado. Por lo que voluntarias coordinadas recaban fondos para ir haciendo las mejorías necesarias al mismo.

“Se van a hacer las loterías mensualmente para poder arreglar el salón” y los domingos “la venta de los chiles rellenos es para los fondos del comedor”.

El comedor que subsiste con la venta semanal y los donativos de la misma comunidad de de la iglesia cuenta se sostiene con la participación voluntaria de seis mujeres; tres de base y tres más que se turnan entre semana.

A partir de las diez de la mañana las voluntarias comienzan a cocinar para abrir las puertas y recibir a la gente a partir de las doce y media hasta las dos de la tarde de lunes a viernes. Y los domingos la venta de platillos es abierta al público.