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Belleza Gay Coahuila 2017: Vuelo de mariposas

Por Ruta Libre

Publicado el lunes, 27 de febrero del 2017 a las 16:25


Este es el proceso de transformación para concursar en Belleza Gay Coahuila

Por: Jesús Castro

Saltillo, Coah.- En una noche de invierno saltillense, cuando ninguna oruga se vuelve crisálida, de nueve capullos brotaron mariposas trans. Volaron libres hechizando con sus nuevas alas, pero sólo una llegó más alto y alcanzó un trono: sólo una de ellas se volvió monarca.

A contracorriente, como desde hace cuatro años, un concurso de belleza hace bullicio en las entrañas de la capital coahuilense; mujeres trans suben al escenario en busca de la corona.

Nuestra Belleza Gay Coahuila 2017 es un evento de simpatía, de belleza, de talento; de dejar de ser orugas y transformarse en mariposas, pero también es para concientizar sobre la identidad trans en el estado y seguir luchando por el respeto al derecho de elegir identidad de género, dice Noé Ruiz, uno de los organizadores.

Las imágenes de estas páginas dan cuenta de la metamorfosis de nueve chicas trans. Originarias de Saltillo, Ramos Arizpe, Arteaga, Frontera, Monclova, Sabinas, Múzquiz, General Cepeda y Parras, llegaron la noche del 9 de febrero al teatro del IMSS dispuestas a envolverse en un capullo y transformarse antes de volar totalmente cambiadas.

Así se volvió monarca Allison Skarleth, la representante por Monclova, quien fue coronada Nuestra Belleza Gay Coahuila 2017. Compartió el trono con Carmín Briz, de Sabinas, quien recibió la banda de Miss Universo Coahuila, y con Nicole Ferrer, de Frontera, con el título de Miss Modelo Coahuila. Esta es la crónica de esa noche, con imágenes que se vuelven palabras.

ORUGAS

Grandes bolsas y cajas. Pelo corto; rostros varoniles y femeninos. Hombres y mujeres en pantalones o faldas; chicas en pants, shorts o malla, de tenis o zapatos de piso. Sencillos trans sin una pizca de maquillaje atraviesan puertas de cristal decididos a cambiar de forma.

Como orugas que apenas muestran la belleza de la que son capaces, las nueve participantes del concurso llegan solitarias; conocen su destino y sonríen. Dispuestas como las mariposas a ser crisálidas, desean envolver sus cuerpos, ávidas de transformación.

Comienza el proceso, ellas están serias y en calma. En unos minutos iniciará el alboroto, el cambio de fachada. Cuando ya no hay vuelta atrás y el destino natural las llama, empieza la transformación en camerinos. En pocos momentos serán crisálidas.

CAPULLO

Dejaron atrás el frío de un invierno que no les cala, se aferraron a la planta de la vida que les dará la savia, dulce néctar del alma. Asemejando capullos, los camerinos se volvieron capas que ocultaron el proceso de embellecerse para el público que las esperaba.

Llegaron entonces las pelucas, los polvos, las faldas, los postizos y las arracadas. Manos expertas recubrieron sus rostros, telas exquisitas se volvieron sus alas, y allá escondidas entre luces y espejos se miraron desnudas, luciendo exhaustas luego de correr en el backstage que las volvió crisálidas.

Se envolvieron en el capullo y esperaron pacientes el cambio, con los ventarrones del nervio y la paciencia tatuada, frente a espejos que reflejaban lo que son o lo que fueron, y sombras tenues ocultando lo que
sobraba. Ahora son otras, esperando a volar sobre el escenario.

MARIPOSAS

El invierno se volvió primavera. El escenario un bosque de aplausos, de gritos, de palabras. Se abrió el capullo que era el camerino y brotaron las alas: un espectáculo de luces y sombras que acompañó la pasarela de bellezas blancas.

Con la música se elevaron velos, vestidos de holán, caretas en rombos, medias con mallas. Bailes sugerentes, imitaciones y danzas. Plumajes multicolores y vestidos de noche reflejándose en el piso, trajes de baño cortos, penachos y mascadas.

Volaron con alas multicolores las mariposas recién llegadas. Se mezclaron con la noche, contraviniendo la naturaleza llana, y dieron giros contracorriente en un espectáculo de belleza que antes era exclusivo del género femenino; ahora nadie se sintió discriminado.

MONARCA

El nervio frente a la corona, las manos entrelazadas. Las primeras finalistas no lucían tan sonrientes, ni la favorita del certamen se lo imaginaba. El jurado implacable dio su veredicto, le siguieron aplausos, gritos. La elegida se llevó las manos a la boca. La rechazada se retiró en silencio.

Una sola fue la más bella, la más simpática. La de rostro fino y de mirada enigmática. La de movimientos elegantes y colores que la hicieron distinta, desplegando las alas que le dieron el título que otras nueve anhelaban.

Tres de ellas se unieron al festejo, a la ceremonia de la coronada. Tres realezas del 2017 sonrieron a la cámara y se estrecharon en abrazos. Selfies con todo mundo, abrazos, festejos y besos lanzados desde el escenario en un vuelo de mariposas que llegaron orugas y salieron monarcas.

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