Ciudad de México.- Un joven que estuvo en la cárcel es buscado para esclarecer el asesinato de Frank Manrique.

El 20 de febrero, dentro de un coche, fue encontrado el cadáver baleado de Frank, un ciudadano venezolano que llevaba poco más de dos años en la Ciudad.

El crimen es un misterio, pues se ignora el motivo, asÌ como las actividades que realizaba y los vínculos que pudiera haber tenido con un joven tamaulipeco desaparecido, cuya cartilla militar fue encontrada junto al cuerpo.

Una de las claves para poder resolver el homicidio es el automóvil Chevrolet Sonic donde fue abandonado el cadáver.

El Chevrolet, además de tener unas placas que no coincidan con el n˙mero de serie, 13 días antes del crimen fue remolcado al corralón y reclamado por un ex prisionero que, sin ser el dueño y sin una carta poder, logró recuperarlo.

Con base en la indagatoria FAO/AO-1/UI-2S/D/850/02-2017, se trata de Manuel Alejandro V., quien en julio de 2015 fue internado en el Reclusorio Oriente por despojo.

Acorde con la ficha 2855-R0/2015, el joven obtuvo su libertad tras negociar el perdón, pero se mantuvo desempleado hasta donde saben autoridades de la Procuraduría General de Justicia capitalina (PGJ).

Fue él quien, dos días después de que el Chevrolet Sonic fuera llevado al depósito vehicular, se presentó a reclamarlo, pagó la multa y se lo llevó.

A las 6:00 horas del 20 de febrero, registraron cámaras de Gobierno local, se aprecia un hombre conduciendo el Sonic por calles de la Colonia Cove, Delegación Álvaro Obregón.

Instantes después, el Sonic es abandonado con los restos de Frank adentro, pero las cámaras ya no graban a la persona que cierra el vehículo y huye.

La PGJ sospecha que Manuel Alejandro fue quien dejó el coche, pues cuando las indagatorias avanzaron, el ex presidiario de 25 años de edad ya no era localizable en su domicilio de la Colonia Tierra Nueva, en Azcapotzalco.

Pese a las pistas y el trabajo de agentes de investigación, el asesinato de Frank aún está sin resolverse.