Seguridad
Por Agencias
Publicado el sábado, 14 de octubre del 2017 a las 02:26
Argentina.- Recuerda que fueron quince años de estar pegada al teléfono, esperando la llamada de su hija de 14 años que desapareció de la puerta de su casa, y después de tanto tiempo de espera, la señora Luisa “N” se enteró que su hija había estado enterrada en el panteón de su colonia, a 16 cuadras de su casa.
La historia de desapariciones inicia con una fecha de que la víctima no vuelve a ser vista, y en este caso fue que la jovencita de nombre Mariela no fue encontrada desde el 7 de septiembre del 2002 en una ciudad de Argentina.
Las búsquedas fueron intensas y no se lograron obtener resultados, y finalmente el caso quedó archivado, sin que sus padres y hermanos dejaran de buscar a la linda señorita que alegraba el hogar de una familia tradicional dentro de un barrio donde se conocían en su mayoría.
A la mamá de Mariela le costaba mucho trabajo alejarse del teléfono y salir a la calle a comprar alimentos o simplemente un refresco. Era una enorme angustia lo que vivía si abandonaba su casa por más de una hora para salir a comprar algún artículo que requerí la familia.
Lo único que quería la señora Luisa “N” consistía en escuchar la voz de su hija que le dijera “mamá ya voy para allá”.
La investigación señala que Mariela desapareció el 7 de septiembre del 2002 , cuando la adolescente estaba junto a su hermano pequeño en la puerta de la casa.
En ese momento el teléfono sonó y Javier entró para contestar la llamada y cuando regresó la jovencita ya no estaba.
En la entrada de la puerta quedaron los objetos que Mariela traía en sus manos, y que a partir de esto ya nadie supo nada.
A dos semanas de la desaparición, las autoridades guardaron el caso y finalmente se archivo.
Su mamá salió a la calle y narra que la buscó en donde le decían. Recuerda que recorrió prostíbulos, lugares de explotación de mujeres y sitios en donde era amenazada de muerte. Pero nada ocurrió y Mariela siguió desaparecida.
A los dos soportó la partida de su esposo, un policía retirado que murió de tristeza a los 2 años de que Mariela desapareciera, y que de acuerdo a los expedientes era el caso con mayor tiempo que no había sido esclarecido.
El expediente se reabrió hace dos semanas, cuando las autoridades de justicia argentina solicitaron informes a los cementerios de la zona.
La investigación se reabrió recién hace unos meses, porque una fiscalía especializada en trata de personas pidió una actualización. Y la tomó Viviana Giorgi, a cargo de la Fiscalía 1 de Lomas de Zamora.
Como primera medida pidió informes a todos los cementerios y las morgues de la zona y a partir de eso comenzó a unir los cabos sueltos.
Una chica de 14 años desaparecida hace 15 años y un cuerpo enterrado en el cementerio de Lanús por esas mismas fechas: no había que ser demasiado inteligente para darse cuenta. Sólo había que tener la decisión. Pero nadie en todo este tiempo había pedido algo así, tan lógico como consultar en los cementerios los cuerpos que estaban enterrados como NN.
La fiscal Giorgi avanzó. Hace 2 días se llevó a cabo la exhumación en el cementerio para relevar la evidencia investigada.
La identificación se concretó mediante el análisis dactiloscópico, que permitió determinar que la huella digital del pulgar derecho de Mariela, impresa en su Documento Nacional de Identidad, correspondía de manera “fehaciente, categórica e indubitable” con la impresión digital de su pulgar derecho.
Se conoce que la joven sufrió un accidente en las vías del tren al ser arrollada, y posteriormente fue trasladada a un hospital y a los dos días murió.
Es todo lo que se conoce, la señora Luisa ya encontró la paz y tiene muchas dudas de cómo llegó su hija a las vías del tren; por el momento sus restos ya están con su familia.
Con información de El Debate
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