Ciudad de México.- “Mi amigo es indígena, está preso por un delito de robo, y él lo reconoce. Está arrepentido, pero como todo en la vida lo que se hace se paga, tarde o temprano. Me acabo de enterar que le dieron la oportunidad adentro de estudiar y estoy ‘requetecontento’, ojalá tome el camino de bien y sea alguien distinto” dice Roberto sobre Ignacio, un interno del Centro de Readaptación Varonil Santa Martha

Esta semana, 326 personas privadas de la libertad de origen indígena, lo que representa el 68% de la totalidad de indígenas en reclusión en la CDMX que asciende a 481, iniciaron clases.

Otro ejemplo es la historia de Gregorio Carrera Martínez, originario de Huautla de Jiménez, Oaxaca, de origen Mazahua; tiene 44 años de edad y luego de ingresar en 2006 por homicidio, ha decidido estudiar hasta llegar a la universidad. Ingreso sin saber leer ni escribir y ahora cursa la preparatoria.

Un caso similar es el de Hilario Macario Ortiz López, originario de Santo Tomás Ocotepec, en Tlaxiaco, Oaxaca; de 68 años de edad, considerado adulto mayor, está también en el Reclusorio Preventivo Varonil Oriente desde 2011. Espera terminar la preparatoria pronto y seguir la licenciatura en derecho en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM).

El Subsecretario de Sistema Penitenciario de la Ciudad de México, Hazael Ruíz Ortega, explicó que destaca la disminución de la población de este grupo vulnerable analfabeta al pasar de 65 a 50 en un año; asimismo, el incremento en el número de indígenas internos que accedieron a la preparatoria pasando en un año de 17 a 60.

Nuestro nivel educativo va en crecimiento, no sólo en los grupos vulnerables, a nivel general cada vez hay más gente interesada en estudiar. Tenemos a más de 10 mil personas privadas de la libertad que estudian algún grado de nivel escolarizado y cursos extraescolares, situación que les ayuda en los beneficios de libertad anticipada a quienes pueden alcanzarlos”, afirmó el Subsecretario.