Ramos Arizpe.- San Nicolás de Tolentino nació en San Ángelo, Italia, en el año de 1245, aunque gran parte de su vida la pasó recluido en un monasterio, en un pequeño pueblo llamado Tolentino, razón por la que fuera beatificado con este apelativo.

Sin embargo, para la gente de Ramos Arizpe su patrón es residente local desde hace 200 años, cuando erigieron la parroquia del pueblo en su nombre.

Por ello, cada 10 de septiembre se celebra en Ramos Arizpe la tradicional fiesta de San Nicolás de Tolentino como la principal celebración patronal de este municipio; tomando este día en conmemoración a la fecha en la que falleciera el santo, en el año de 1305.

FESTIVIDAD

Desde muy temprana hora comenzaron las festividades del Santo Patrono, con una misa en su nombre en la parroquia de San Nicolás de Tolentino, donde el párroco Roberto Velázquez Tetazin recordó a la feligresía las enseñanzas que dejó, en aras de enfrentar con fe los problemas de hoy en día.

Al exterior del templo, uno de los más antiguos de Ramos Arizpe, una decena de comerciantes cerró las calles para colocar sus puestos, en tanto los grupos de la parroquia encabezaban actividades culturales y religiosas.

Juguetes, antojitos mexicanos, ropa y utensilios de cocina; infinidad de productos plásticos sin marca u origen determinado, enmarcaban las tarimas de los vendedores, que año con año se hacen espacio alrededor de la plaza Ignacio Zaragoza, en el corazón de Ramos Arizpe.

Comienza la verbena. Los colores se acentúan y el Centro de la ciudad comienza a oler a pan recién horneado. Se escuchan los tambores de la danza de los matachines, quienes nunca faltan a las celebraciones, vienen de muchas partes de Coahuila, incluso de Zacatecas y de Nuevo León.

En la fiesta se congregan niños, mujeres y adultos mayores. Todos quieren tomar parte de la celebración, que les recuerda a aquel Valle de las Labores en que fue erigido el templo de su santo, hace apenas un par de siglos.

BENDICIÓN DE PAN

La campana de la iglesia repica varias veces, es la señal de la siguiente misa. El padre Roberto Velázquez bendice dos grandes canastas de pan para repartir al pueblo, emulando a una de las acciones más recordadas de la vida del santo.

“El santo padeció por mucho tiempo de dolores de estómago y poco a poco su salud fue empeorando. Un día se le apareció la Virgen María y le dio instrucciones para que pidiera un trozo de pan, lo mojara en agua y se lo comiera, con la promesa de que se curaría por su obediencia. Así sucedió y en gratitud, San Nicolás bendecía trozos de pan similares y se los daba a los enfermos, obteniendo numerosas sanaciones”, versa en alguno de estos pasajes.

La gente hace una enorme fila para tomar una pieza de estos panes. Consideran que algunos de sus males pueden sanarse, no por los ingredientes del pan de harina de trigo, no por propiedades extraordinarias en la masa o el agua bendita que le lanzó el padre, simplemente como un acto de fe del que año con año toman parte.

Los matachines vuelven a escena nuevamente. El cuadro lo conforman hombres, mujeres y niños, quienes apenas comienzan su carrera dentro de las danzas tlaxcaltecas, como hacen sus padres e hicieron sus abuelos, en una fusión de culturas eurolatinas.

La fiesta continúa, y como ya es tradición, la parroquia corona a la reina de Ramos Arizpe y procede a encender los fuegos artificiales, siempre con el apoyo del Cuerpo de Bomberos, en auxilio de cualquier contingencia.

La gente celebra a su santo, pero más que eso, celebra la virtud de ser de Ramos Arizpe.

Para el padre Roberto Velázquez, quien llegó al municipio hace algunos años, esta es la fiesta patronal más importante de Ramos Arizpe a la cual le da identidad al pueblo, por sobre muchas otras tradiciones.

SU HISTORIA

San Nicolás hizo su profesión religiosa antes de haber cumplido los 18 años y en 1271 fue ordenado sacerdote en el convento de Cingole.

Predicaba en las calles, administraba los sacramentos en asilos para ancianos, hospitales y prisiones.

Los fieles, impresionados de ver las conversiones que obtenía y su profunda espiritualidad, le pedían que intercediera por las almas del purgatorio y esto le valió, muchos años después de su muerte, ser nombrado Patrón de las Santas Almas.

Décadas después fue expuesto su cuerpo incorrupto y se dice que al parecer un hombre extranjero le cortó los brazos para llevárselos a su país natal, pero fue capturado por un flujo de sangre que brotó de las extremidades del santo. Un siglo después se hizo el reconocimiento de los huesos y se vio que los brazos amputados se hallaban intactos y empapados en sangre. Siglos después se repitió el derramamiento de sangre fresca de los brazos de San Nicolás de Tolentino.